Es el adjetivo de moda. Lo usan con un desparpajo masivo. Los políticos en sus grandes momentos, todo un día para ellos, qué lujo, todo un día dando la brasa, masivamente. Tiene su maravilloso encanto, como el no hacer nada, ay, el no hacer nada, dolche far niente. Esto es lo contrario, ocupar un día entero con un tema, es algo realmente masivo, masivo total. Mientras, los hipermarkets están invivibles, mundos aparte, mujeres destellativas, críos californianos en el microclima de tonos monocordes, hipnóticos, vendedores callejeros de interior, de hiper, charlatanes de móviles, nuevos elixires, seguros, planes de pensiones. Sólo falta poder invertir en bolsa desde una tragaperras, en tiempo real (si es que existe el tiempo real), en Wall Street, en el Nasdaq, en esos nolugares con rótulos inmensos, rótulos como fachadas es lo que le falta a la city de la pre-Expo, pantallas de cinco pisos de alto, etc. Sólo falta poder invertir desde la tragaperras del bar, en pijama, en chandal, con la visa y cuatro dígitos se puede pulverizar la paga extra o doblarla apostando por esos pulsos de luz imaginaria en que se ha convertido el imaginario del atardecer. En los entreactos de sus vidas superacelerativas los activistas del nuevo mundo extraño van pillando párrafos sueltos, contrainsultos de los políticos a los que un día de marzo quizá votaron, la mujer hipervelocísima rastrea en los huecos de su día de 30 horas fragmentos de telediarios, frases perfectas recién editadas que se lleva el viento, y siempre acaba por salir la palabra "masivo" y "masiva". Hace un tiempo pasó con "torticero", cada temporada tiene su palabra estigmatizante, su dardísimo que se incrusta como el tumb tumb del hardcore entre el carrusel de nanosegundos que se fugan sin llegar a engordar. Ha habido otra megasesión en el Congreso, otro ciclo de repeticiones más o menos rituales de la supermonserga, algo masivo que se va apoderando (iPod) del smog del día y sus luces que no da tiempo a ver. El éxito de la prensa del día siguiente estaría en la capacidad de resumir y explicar esa cascada masiva sin incurrir en el partidismo empalagoso que parece inevitable. O quizá no.

Quizá el éxito consiste en armar mucho barullo, agitar y azuzar, cada cual a su fundamentalista. La palabra masivo viene de la cruzada de Bush, de las armas que aún no han aparecido.

*Escritor y periodista