Los técnicos de carreteras de la DGA no saben cómo acometer la posible voladura controlada de una parte del puente de Gelsa, muy dañada a causa del gran deslizamiento de tierras. La tierra se hunde cada día un poco más, y tanto la circulación de vehículos por carretera como el transporte por ferrocarril permanecen cortados desde la semana pasada. Pero éste no es el único problema en la Ribera Baja del Ebro, porque las tensiones que han surgido entre los alcaldes de la zona --todos del PSOE con la excepción del de Quinto, que es del PAR-- han desatado una crisis política que empieza a tener visos de chiquillada. No se puede calificar de otro modo las penosas diferencias políticas que están afectando incluso a las obras que hay que acometer con urgencia y que han tenido que ser aplazadas porque el Ayuntamiento de Quinto, que no fue invitado a una reunión convocada desde el departamento de Javier Velasco, no había dado los permisos necesarios.