La visita que hoy gira a Andorra la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, debe ser la confirmación de un apoyo gubernamental de primer orden ante el anuncio de cierre de la central térmica de Endesa. Y con su presencia debe dejar patente no solo las expectativas de búsqueda de alternativas para mitigar el mazazo económico y social que supondrá para la zona minera el fin del carbón. Tendrá que plantear ofertas concretas o exigencias plausibles a Endesa para que afronte la decisión de cierre con planes de transición de influencia efectiva.