He leído estos días bastantes artículos y he escuchado multitud de comentarios en las tertulias radiofónicas y televisivas de personas que se consideran republicanas y que, sin embargo, afirman que no es el mejor momento para llevar a cabo un referéndum que permita saber si el pueblo español prefiere una monarquía o una república. Con ese argumento coyuntural jamás podremos conocer lo que piensa el pueblo en un tema tan importante como la estructura formal del estado, ya que siempre se podrán alegar motivos para aplazarlo.

Otro tema muy diferente es tratar de instaurar la tercera república española saltándose a la torera los mecanismos legales que la constitución prevé. Este tipo de intentos me parecen perfectamente comprensibles entre unos jóvenes desencantados de los privilegios que tiene la casta política y que comprueban como cada vez tienen menos futuro. En cambio, me parece ruin que los propongan parlamentarios que han logrado la poltrona que ocupan de acuerdo con el procedimiento previsto en la vigente constitución, sin haber renunciado a los sangrantes privilegios que les otorga su condición de diputados provinciales, regionales, estatales, o europeos.

PERSONALMENTE, no solo me parece bien que se lleve a cabo ese referéndum, sino que además lo considero fundamental. En realidad, debía haberse realizado en el año 1976, antes de haberse aprobado la vigente constitución. El artículo 92.1 de nuestra carta magna dice textualmente que "las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos". ¿Hay alguna decisión política más trascendental que la estructura de la jefatura del estado y el modo de elegir a la persona que ostente ese cargo?

El punto 2 de ese mismo artículo dice que "el referéndum será convocado por el rey, mediante propuesta del presidente del gobierno, previamente autorizada por el congreso de los diputados". No creo que haya que ser experto en derecho constitucional para comprender que ese artículo hace muy difícil la convocatoria de dicho referéndum, ya que el rey moverá todos los hilos que estén en su mano para impedir que el pueblo pueda cuestionar la monarquía. Por ello, me parecen muy importantes las movilizaciones ciudadanas para sensibilizar a los partidos políticos que en cuarenta años no han considerado pertinente preguntar al pueblo sobre ese trascendental tema. Solo mediante esas movilizaciones (por supuesto, pacíficas y respetuosas con el orden constitucional) se logrará convencer a esos partidos para que pongan en marcha el procedimiento prescrito por el artículo 92 de nuestra constitución. Unas movilizaciones sociales fundamentadas en la quema de contenedores, en la rotura de escaparates y de cajeros, o en las pedradas a la policía, lo más probable es que conviertan en monárquicas a las pacíficas personas que se sienten republicanas desde un punto de vista sentimental.

PARECE bastante obvio que, antes de proceder a la convocatoria de ese referéndum, será necesario llegar a un consenso entre los distintos partidos políticos con representación parlamentaria sobre el tipo de república más adecuada, pues como es bien sabido no todos los sistemas republicanos son idénticos. Igualmente, habría que gastar el tiempo que fuera necesario para tratar de lograr que la tercera república española, en caso de ser votada por el pueblo, no fuera patrimonio de los grupos de izquierda o de la derecha, sino de todas y todos los españoles. Por fortuna, existen bastantes estudios sobre los puntos fuertes y débiles de las dos repúblicas que ha habido en este país, lo cual permite suponer que podrían ser el referente fundamental para evitar todos y cada uno de los inconvenientes.

Desde mi punto de vista, el aspecto más negativo del rey que acaba de abdicar es el haber sido nombrado por una persona como Franco, que llegó a la jefatura del estado por un golpe militar, que además provocó una terrible guerra civil en la que murieron miles de personas inocentes de ambos bandos, y que durante casi cuarenta años cercenó las libertades y la vida de un elevado número de patriotas españoles. El que ahora se nos imponga un nuevo rey, hijo del monarca impuesto por el dictador Franco, puede ser el peor lastre de su nuevo reinado. Aunque solo fuera para evitar que tenga que cargar con esa pesada herencia, los verdaderos monárquicos deberían ser los primeros en solicitar ese referéndum.

SI QUIENES somos republicanos no tenemos ningún miedo a que se lleve a cabo un referéndum cuyos resultados previsibles, a la vista del actual panorama sociológico español, serían favorables a la continuación de la monarquía, no entiendo por qué los monárquicos se oponen a que se lleve a cabo dicha consulta popular, de acuerdo con el procedimiento previsto en la vigente constitución española, a no ser que admitamos que los valores democráticos les importan poco o nada.

Catedrático jubilado, Universidad de Zaragoza