El mexicano José Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, dijo esta semana que en España es cada día más necesario cambiar el modelo productivo, o sea, pasar "del ladrillo a las neuronas". Lo que no entendí es si nos lo dice a nosotros, los que llevamos años en crisis y poco podemos hacer para remediarla, salvo resistir, o se lo dice a las mentes supuestamente pensantes que nos han traído hasta aquí. Porque si de algo anda sobrada España es de neuronas. Como las del parado de larga duración que consigue poner un plato en la mesa para la familia todos los días; o las de la jubilada que daría sopas con hondas a los pensadores del FMI consiguiendo alargar su birria de pensión para alimentarse ella, sus hijos y sus nietos. Eso sí que son neuronas en movimiento, señor Gurría. Por tanto, lo de las neuronas debería ir dirigido a nuestros astutos gobernantes, esos que dicen que la crisis ya está superada, que ahora vamos cuesta arriba, que se ve luz al final del túnel... Y a lo mejor es que a mí no me quedan muchas de esas, neuronas quiero decir, pero tengo la sensación de que todo el que dice que la crisis ha terminado es porque no la ha tenido que sufrir. Háganse una sencilla pregunta. ¿Ustedes están igual, mejor o peor que hace dos años? Y luego me cuentan si la crisis ha terminado o no. Así que comprenderá, señor Gurría de la OCDE, que eso que dice sobre el modelo productivo se lo podría haber dicho aquí cualquier currante en camiseta. O sea, que a ver si los que se supone que piensan empiezan a ejercer, y se les ocurre algo más original que pagar menos al que curra, recortarle de paso sus derechos y subirle los impuestos. Porque encima, pedazo de genios, es que esa fórmula tan original tampoco funciona. Periodista