Sube el gasto social y bajan los impuestos. O sea, que entramos en precampaña electoral. Dios mío, otra vez. Ayer el Consejo de Ministros aprobó el Proyecto de la Ley de los Presupuestos Generales del Estado para 2018, y el Gobierno, con el apoyo de Ciudadanos, nos ofrece el habitual cebo para tontos: ahora que no queda nada para que volváis a votar, y para que veáis que hacemos caso a la calle, que escuchamos a la gente, os bajamos los impuestos y os subimos las pensiones. Luego resulta que estas medidas, que se lanzan en forma de titulares, están llenas de excepciones, y tienes que estar en el umbral del hambre (por desgracia, hay muchos españoles así, que se lo pregunten a los jubilados) para que se note ligeramente algo de mejoría en nuestras tristes finanzas. Volvemos al modelo pan y circo para la plebe, mientras ellos, la élite política, siguen sobrevolando por encima del nivel medio pensando que suerte tenemos de vivir en España, que peor están en Siria. Ahora, que después de lo que he visto alrededor, lo único que me queda es desear que los jubilados que se han tirado a la calle a protestar no olviden que estas migajas que ahora nos ofrecen se deben a la proximidad de las elecciones municipales y autonómicas, que son un termómetro para las generales, y los sondeos al PP le van fatal. A los que han vivido tanto, a esos votantes más que cansados de burlas, solo les pediría que conserven la memoria. Si, como dicen, hemos salido de la crisis, que se note. Porque una sociedad digna no deja a ninguno de sus miembros atrás.

*Periodista