Es tan obsceno el nivel de hipocresía y esquizofrenia política que tengo la sensación de estar propinándome una patada en el culo escribiendo del encuentro Sánchez-Torra en Moncloa, felaciones bilaterales lo llaman, porque veo que nadie es de fiar, que son todos unos falsos y unos frívolos. Tuitea Sánchez: «Aquesta reunió es un punt d’arrencada per a la normalització de les relacions» al mismo tiempo que Torra, ceñudo y arrogante, mantiene el desafío independentista. ¿Alguien puede fiarse de un president que dice que con 56 años y los hijos criados no tiene nada que perder? ¿Piensa, acaso, en los catalanes que ya han perdido mucho y aún tienen mucho que perder? ¿No es hiriente el simplismo de Carmen Calvo cuando sentencia que a Rajoy le hicieron dos referéndums? ¿Solo a Rajoy? ¿Los demás no contamos? ¿Y qué me dicen de la patochada ante la fuente de Guiomar después de que el independentismo catalán propusiera retirar las calles a Machado por españolista y anticatalán? Me gustaría que Lambán pidiera a Sánchez que le permitiera echar un vistazo al libro de los mapas catalanes que Torra le regaló, por si hay que hacer alguna enmienda. El presente político y social en Cataluña es el resultado de una manipulación histórica sin precedentes en el mundo civilizado. Les falla tanto la historia que el indocumentado Romeva hasta hizo un homenaje público ante la figura de Abraham Lincoln, probablemente porque desconocía que declaró una guerra fratricida a los estados secesionistas del Sur para defender la unidad de los Estados Unidos. Y así todo el rato. H *Periodista