Tres años después de empezar los trabajos para montar todas las tuberías necesarias para traer el agua de Yesa a Zaragoza, las obras avanzan a buen ritmo y en siete meses serán probadas. Pero este hecho contrasta con la lentitud burocrática que existe para definir cuándo llegará a los grifos de los zaragozanos, cuánto habrá que pagar por este servicio y cómo se distribuirá por toda la red. La Confederación Hidrográfica del Ebro, el ayuntamiento de la capital y otros municipios afectados deben de concretar estas dudas cuanto antes, no vaya a ser que tengamos tuberías y agua y no sepamos muy bién qué hacer con todo esto.