La publicación de las balanzas fiscales de las comunidades por parte de Hacienda ha aportado lo obvio. Resulta que las regiones que tienen un producto interior bruto más alto y mayor población aportan más y su saldo es negativo, y aquellas con el PIB más bajo y menor población tienen un saldo positivo, como Aragón. O sea, que las autonomías más ricas --Madrid o Cataluña-- pagan más que las más pobres --Andalucía--. Normal, y es lo que debe ser según tienden a reconocer todos los políticos. Para lo que no deben servir los datos que dio ayer Montoro es para marcar el futuro de la financiación autonómica. Ahí, en la reunión de la semana que viene, el consejero aragonés de Hacienda, Javier Campoy, debe exigir la misma calidad del servicio en todos los territorios. Y si en Aragón es más costoso instalarlo, deberá reflejarse.