Con una resignación cercana a la impotencia, todo el mundo esperaba que tras las celebraciones navideñas aumentarían los casos positivos, a pesar de las limitaciones decretadas por el Gobierno de Aragón. Sin embargo, los datos de ayer arrojan números muy preocupantes, tanto en la comunidad autónoma como en el resto del país, que ayer volvió a batir récords y se notificó la cifra más alta de positivos desde que hace ahora un año se conociera la existencia del covid-19. En Aragón se notificaron 692 contagios nuevos, aumenta la incidencia a 14 días y hay que remontarse dos meses atrás para encontrar unas estadísticas tan preocupantes. Lo peor, que no se espera que a corto plazo esta cifra baje, lo que repercutirá en el número de hospitalizados y, por desgracia, de fallecidos.

Ante este preocupante panorama, pensar en relajar las restricciones suena a utopía. El propio Gobierno de Aragón ayer lo señaló, y dejó la puerta abierta a que aún se puedan endurecer las mismas, como ya están haciendo algunas comunidades autónomas que estos días están en una situación peor. También es cierto que el Ejecutivo autonómico descarta por ahora la petición de un confinamiento total, algo que tampoco contempla el Ministerio de Sanidad a pesar de que desde un punto de vista médico, cada vez son más las voces que consideran que es la única forma de volver a bajar la curva. En cualquier caso, las autoridades sanitarias autonómicas y nacionales aseguran que toman todas las decisiones desde el parámetro científico, aunque también es legítima la duda de quien piensa que se está intentando compaginar con el mantenimiento de una economía que está destrozada y tratar de satisfacer aunque sea de forma mínima a algunos sectores muy perjudicados por las restricciones impuestas. No es, desde luego, una decisión sencilla, y tal vez sobren opiniones y falte decisión ante una situación compleja.

Habrá que ver cómo evoluciona la curva para que se tomen nuevas decisiones. Es deseable que se reduzca, porque de lo contrario se tomarán medidas más duras que no solo acentuarán la fatiga pandémica, sino que pueden dar la puntilla a algunas actividades económicas. Mientras, con el elevado nivel de prohibiciones que ya existen, hay que cumplirlas a rajatabla. Todos. Porque está cada vez más demostrado que el distanciamiento personal es la solución más eficaz para aplacar una pandemia que está atacando en esta nueva ola con toda su crudeza. Es mejor cumplir ahora con las ya duras medidas que tener que hacerlo próximamente de forma forzosa con otras aún más estrictas.