La caída de unas losetas de la torre barroca de la catedral de La Seo es una llamada de atención sobre la necesidad de conservar un patrimonio histórico tan vasto como Zaragoza. Todas las instituciones concernidas, tanto religiosas como civiles, son responsables de su óptimo mantenimiento con el objetivo de preservarlo y de evitar riesgos. Una ciudad que se respeta a sí misma comienza por respetar sus símbolos, su legado y su seguridad. Urge actuar.