"La corrupción lesiona la democracia y desacredita a España. No hay corrupción generalizada. No hay más que otras veces". Ancho se ha quedado nuestro presidente en ese pleno contra la corrupción que se ha marcado, en el que ha obviado mencionar un pequeño detalle sin importancia, la dimisión de su querida Mato, imputada en el caso Gürtell, por beneficiarse de una trama corrupta. Error de tiro, señor Rajoy. No puede usted presentar reformas contra la corrupción y venderlas como remedios ejemplares cuando ha sido incapaz de asumir responsabilidades políticas y atacar la raíz de la corrupción, ni en tiempo ni en forma. Aseguró que apoyaría a Camps pese a lo que dijera la justicia, pues era "una persona honrada y lo de los trajes no se lo creía"; publicó a los siete mares que "haría lo mismo que Matas en Baleares"; tildó a Fabra de "político ejemplar"; alentó y consoló a Bárcenas, pidiéndole que "fuera fuerte", que tendría un brazo sobre el que llorar; dejó que Mato continuara en su puesto de ministra; y todo, aún a sabiendas de los barros en los que estaban envueltos. Vamos, credibilidad cero. ¿Cómo osa presentarse de adalid contra la corrupción cuando ha estado torpedeando a la justicia y tapando las miserias de su partido? "Sr. Rajoy, un poquito de por favor", como le decía Cayo Lara, "le ha pasado como a Pedro y el lobo, ha mentido usted tantas veces, que aunque ahora venga con la verdad, nadie le va a creer".

Periodista y profesora de universidad