En la reciente rueda de prensa que dio Pedro Sánchez para anunciar la convocatoria de elecciones, hubo un avispado periodista que le preguntó si se creían capacitados los mismos líderes para protagonizar de nuevo otra campaña electoral, después de haber fracasado todos en sacar un Gobierno adelante. Una pregunta directa, clara, inteligente y oportuna. Sánchez tiró de manual aprendido y volvió a contarnos los errores de los otros. De él mismo vino a decir que no le quedaba otra: Arriesgarse a conseguir más escaños y, por tanto, un gobierno fuerte.

No sé yo lo que pasará y si se cumplirán sus deseos, porque cuatro elecciones en cuatro años desgastan sobre todo al electorado. Nos tienen más que abu-rridos, y la desmovilización electoral puede ser un riesgo previsible. Aunque al PSOE le gusten las campañas electorales, ésta va a ser diferente amigo Ábalos. Va a ser repetitiva, aburrida y sin ese factor sorpresa, novedad o miedo que tanto moviliza a los electores. Nos han dado un verano de vértigo y estamos cansados de aguantar tanta inutilidad. Y aquí, en lo de inutilidad, entran a saco los cinco líderes políticos: Sánchez, Iglesias, Casado, Rivera y Abascal. Aunque si bien es cierto que el que más tajada está sacando de estos desencuentros es Vox, el partido menos preparado, menos político y más friqui.

En estos dos meses que quedan de precampaña la derecha (La triple A) se unirá sin ningún esfuerzo, un minuto les sobra para repartirse el pastel. Solo tenemos que mirar a Madrid y observar con rubor los dos líderes colocados en el Ayuntamiento de la capital y en la Comunidad. El PSOE disfrutará en campaña con todos los medios del gobierno en funciones a su alcance, e intentará reforzar la imagen inmaculada todavía de Pedro Sánchez. Y Unidas Podemos se lamerá las heridas ante un nuevo fracaso cantado, pronosticado y sabido de antemano. La soberbia de Pablo Iglesias y su falta de cintura política para estar en el juego político cuando se juega todo o nada ya le ha pasado factura. Por mucho que se revuelva en campaña desmontando a Pedro y su versión de las negociaciones lo va a pasar mal. Está quemado, y eso se notará en los debates.

El deseo de muchos de unir a PSOE y UP para lograr un gobierno estable y progresista se ha destrozado por un choque de trenes entre las personalidades enfrentadas de Pedro y de Pablo. Estos dos líderes jóvenes y sobradamente preparados no tienen feeling entre ellos. Es algo que se nota hasta en las fotos cuando se saludan antes de entrar a negociar: no hay sentimientos de simpatía ni de empatía entre ellos. No están relajados. No bajan la guardia. Ninguno da su brazo a torcer. Se reprochan mutuamente. Y así no se hace política. Así se hace el ridículo.

Una lástima que dos hombres como Pedro y como Pablo no se entendieran porque el país lo va a pagar muy caro. Pablo Iglesias intelectualmente es superior a Sánchez (y ambos lo saben); sin embargo Pedro Sánchez tiene la habilidad del deportista, que sabe jugar mejor en la cancha.H

*Periodista y escritora