En la reciente celebración de su 25 Aniversario, la Policía Científica me invitó a dar una ponencia sobre Realidad y ficción en la novela policíaca. Fue en el Salón de Columnas de Bantierra, ante un centenar largo de cargos policiales, encabezados por el comisario general de la Policía Científica, Pedro Luis Mélida. Presentes también la inspectora Pilar García Navazo y el forense Salvador Baena.... Más una exposición que, sobre los avances de la ciencia criminológica, con escenas del crimen, maletas de reactivos, técnicas dactilógraficas y aplicación del ADN transformaba el lugar en una suerte de laboratorio.

Fue por eso que me extendí sobre los aspectos científicos del personaje de Sherlock Holmes, de Arthur Conan Doyle.

Detective, por supuesto, el mejor de todos los tiempos, pero prioritariamente un científico. Cuando el doctor Watson regresa a Londres de la guerra de Afganistán, en la que resultó herido (ya entonces había guerras en Afganistán), lo primero que percibe en quien va a ser su compañero de piso, en Sherlock, es su inquietud científica. Se pasa el día estudiando y leyendo anatomía comparada, mineralogía, numismática, derecho penal, historia del crimen, de las armas, de las monedas, de los distintos tipos de tierra y geomorfología de los condados ingleses (a fin de poder deducir los movimientos de los sospechosos). La unión de un médico militar (Watson) y de un exponente de las tecnologías finiseculares (Holmes) combina una potente acción investigadora en la lucha contra el delito y el mal.

Científicos, y bien preparados, son en la actualidad nuestros agentes de la Policía Científica, antigua Policía Judicial, cuyos crecientes recursos vienen deparando estimulantes resultados.

Muchos asesinatos, incluyendo casos antiguos o fríos se resuelven gracias a los análisis de las escenas del crimen, por los restos allí abandonados o por pruebas nuevamente realizadas, desde un simple cabello a una colilla o a una huella. Asimismo, la vigilancia a través de medios audiovisuales y cibernéticos, muchos de ellos encriptados o habilitados para desentrañar encriptaciones, han abierto la veda contra los nuevos delitos cometidos en la Red.

Son los modernos detectives.H