El equipo de Gobierno PP-Cs del Ayuntamiento de Zaragoza ha presentado el borrador de los presupuestos de la ciudad para este año y se está a la espera de su debate y posterior aprobación, para la que necesita el voto de la extrema derecha de Vox porque parece muy improbable que la oposición de izquierdas los apoye. En principio, son las cuentas más expansivas de la última década. Ascienden a 824 millones de euros con 72 millones de crecimiento en la inversión en la ciudad. El aumento en este capítulo se hace con las dos únicas fórmulas posibles: la venta de suelo y recurriendo al endeudamiento con entidades financieras. Resulta paradójico que el endeudamiento, que el PP tanto critica cuando lo hacen los gobiernos del signo político contrario, sea al final el recurso al que también tenga que dirigirse.

No existe otra fórmula posible en un año en el que la llegada de otros ingresos es compleja, y todas las administraciones públicas se están aferrando a la llegada de los fondos europeos extraordinarios por el covid, si bien hasta el momento desconocen las cuantías exactas que percibirán, algo que dificulta la elaboración de las cuentas públicas y genera incertidumbre.

Los responsables del Gobierno municipal destacan que son unos presupuestos sociales, como no puede ser de otra manera en un año en el que muchos sectores están debilitados por la crisis sanitaria y económica y para la que todas las instituciones tienen que poner el foco como principal objetivo. Por tanto, a pesar de que se aumenta la inversión en esos 72 millones, las cuentas no contemplan grandes proyectos, más allá de los ya conocidos y que en muchos casos son de obligado cumplimiento, porque consisten en obras y proyectos de puro mantenimiento y de necesidad cotidiana. En este sentido, la cubierta de la plaza Salamero, el acondicionamiento de Giesa en Montemolín o la escuela infantil de Parque Venecia son las principales partidas inversoras en unas cuentas que contemplan también el proyecto de Pontoneros, donde se prevé construir una residencia privada.

A nivel general, y sin entrar en los detalles, se debe apreciar el esfuerzo en la inversión y en la cobertura social del borrador presupuestario, aunque las fórmulas empleadas por un Gobierno municipal que presumió de eficacia en la gestión y de recurrir a fórmulas atractivas finalmente acuden también al endeudamiento. Eso por sí mismo no es ni bueno ni malo, sino una necesidad. Lo que sí resulta llamativo es que se haga lo que se critica cuando lo hacen los demás.