La provocación es un estímulo con altavoz que necesita una respuesta amplificada. El emisor es el protagonista, y el receptor un mero actor secundario al servicio del primero. Si hablamos en término de lenguaje, provocar supone la mayor perversión de la comunicación. Se utiliza una transmisión, a modo de frontón, para responderse a sí mismo gracias a los demás. En realidad un provocador es un «monologuista» del sadomasoquismo. Disfruta con la agresión y llega al orgasmo onanista gracias a la victimización de sí mismo. Los provocadores suelen ser personas con dificultades de autoestima y autoconfianza. Prefieren llamar la atención, para que se les tenga en cuenta, antes que la atención les llegue. Son niños grandes que lloran lágrimas de ácido. Sus berrinches no buscan alimento o mostrar cansancio, sino la irritación de otros para que les sacien.

Hablamos de uno de esos comportamientos, tan humanos, en los que nos preocupa más conseguir la infelicidad de los demás antes que nuestra satisfacción. La creatividad puede ser provocadora. Pero también se utiliza como excusa ante la falta de ideas. Es la diferencia entre un artista y la mayoría de nosotros.

Un pintor sabe provocar pero un provocador no sabe pintar. Aunque Almodóvar dejó una frase al respecto: «No soporto al artista cuya principal motivación sea la provocación. Creo que los grandes provocadores lo son sin proponérselo». La provocación es muy cansina, pero para los demás. Agredimos hablando cuando verbalizamos 'probocaciones'.

Contención

La respuesta de los provocados requiere un esfuerzo de contención muy superior al del provocador en su ataque. A los psicólogos acuden muchos receptores sufridores y pocos emisores 'disfrutadores'. La provocación también es machista. Se utiliza de excusa, incluso de argumento judicial, para justificar una condena suave en delitos de índole sexual. Siempre en contra de la mujer, por supuesto. La provocación ha sido utilizada para responder, con fuerza legal, ante protestas ciudadanas. Otras veces, los provocadores se integran en movilizaciones pacíficas para ejercer su violencia callejera contra el conjunto de la sociedad, desacreditando el objetivo de las mismas.

En el fútbol es habitual la provocación. Se trata de sacar de sus cabales a un jugador, para provocar una agresión que elimine a la víctima, con una expulsión arbitral, tras responder el agredido al verdadero agresor. Las técnicas de relajación y autocontrol son efectivas como parapetos frente a la provocación. Por desgracia es común en ámbitos de trabajo con fuerte carga de presión. Aparece una mezcla explosiva que utiliza el acoso laboral junto a la provocación. Se llega así al temido «síndrome del quemado».

El objetivo no es echar a una persona sino conseguir que abandone. La victoria de los provocadores no solo es derrotar a alguien para que se vaya con sus medios y miedos, sino que se convierta en un perdedor capaz de culparse a sí mismo por serlo.

Esta semana ha sido provocadora. Tras la resurrección llega el 'resacón'. Tiene sentido. Vivimos días de provocación. Ayuso rivaliza con Abascal a 'trumpicones'. Sin Donald, le sirve Vladímir 'Sputink'.

Juana de Arco

Los ultras se inmolan en Vallecas con papeletas adosadas a sus correajes. Se les van votos, ya que el PP se ha puesto de cara al sol que más calienta. Arrimadas se presenta como la Juana de Arco salvadora pero se parece más a Juana, 'la Loca' del centro. El comando suicida de Ciudadanos anuncia que apoyará al PP para gobernar. Su candidato protagoniza la película política del momento: 'La vida de Bal-ian'. Es lo que tienen los 'naganjas'. Quieren convencer al electorado popular para que les voten a ellos, aunque luego apoyarán al PP. Muy perspicaces. La izquierda descubre que el CIS le da más juego que el propio Tezanos con su asignación de escaños.

El problema de Ayuso es que está tan «crecidita» que cada día desnutre un poco más a su diestra y siniestra. Casado no sabe si reírse o echarse a llorar. El polo progresista va en serio con alegría. Es coherente la firmeza, con la necesidad de un cambio lleno de colores. Pero esto acaba de empezar. En Aragón nos visitó el ministro Escrivá. Nos trajo una ligera mejoría en las cifras del paro. La desescalada de la pandemia necesita políticas activas de empleo a «'vacunazos'». Se quedó prendado de Saica, una de nuestras empresas punteras.

Y para provocador, el entrenador del Zaragoza. La 'alienación' del pasado lunes dio mucho que hablar. Mañana ¿otra 'probocazón' a nuestro delantero maño?