Los profesionales del transporte están inquietos por la próxima creación del carnet por puntos. Sus representantes recuerdan que quienes pasan la jornada laboral al volante tienen una probabilidad mayor de cometer infracciones y que a ellos, además, la pérdida del carnet les inhabilita laboralmente. Una de las soluciones que proponen, que su carnet tenga 18 puntos en lugar de 12, parece razonable. En el caso de estos conductores puede haber también mayor flexibilidad ante las simples faltas de disciplina viaria que no suponen peligro para terceros. Pero no debería haber tolerancia alguna, sino aún más exigencia, ante conductas como el consumo de alcohol o las maniobras temerarias.

El carnet por puntos, con una filosofía que combina la prevención y la educación, ha sustituido al enfoque puramente penal de la última legislatura. Es un cambio positivo. No obstante, un suceso nos recuerda que las multas y las retiradas de carnet pueden no ser suficientes. El sábado, un conductor ebrio, sin seguro ni carnet de conducir en vigor, atropelló gravemente a un niño. En estos casos, sólo un castigo por la vía penal, como ya ha ocurrido, puede ofrecer garantías de que no haya impunidad.