El Consejo Social de la Universidad de Zaragoza no tiene capacidad de decisión sobre una iniciativa de campus privado en Aragón, pero sus decisiones con respecto a la pública pueden condicionar la viabilidad de la iniciativa de la Fundación San Valero. De ahí, que la bendición que el consejo social ha otorgado a la implantación de nuevas carreras públicas que coinciden con los planes de la privada haya sentado mal entre los impulsores del nuevo proyecto académico. La labor de arbitrio de la DGA es, en este extremo, esencial. La clave ahora es fomentar la complementariedad de los estudios en una y otra universidad antes de que los procesos de convergencia europea condicionen la puesta en marcha de nuevos estudios. Los desvelos de la consejería de Larraz deben ir encaminados a fortalecer la solvencia y la viabilidad del campus público, pero se perderá una oportunidad si no se consigue hacerlo compatible con la iniciativa privada.