Uno de esos remoquetes del Aragón depresivo insiste en criminalizar a las aficiones deportivas. Que si son muy frías. Que si nunca apoyan lo suficiente. Que si se dejan llevar por la crítica fácil...

No será, desde luego, la afición del Real Zaragoza. Una sacrificada y ejemplar multitud que, lejos de hundirse tras siete años de calvario, destierro, humillación en Segunda División sigue ahí, a pie de grada, al pie del cañón. En un estadio, La Romareda, que se cae de viejo (y ojo no vaya a caerse de verdad), animando infatigablemente a su equipo y en muchos casos acompañándolo en sus desplazamientos por esas polvorientas carreteras de una España de segunda...

El pasado domingo, frente al Extremadura, la afición volvió a llenar el campo para animar a sus jugadores. Que en este arranque de temporada parecen mejores y más motivados. Algo en ese cambio tendrá que ver el entrenador, Víctor Fernández, a quien, incomprensiblemente, no se había contratado antes.

¿Por qué?SClBCon Víctor en el banquillo, la conexión con la grada, vía el buen fútbol, se está tiñendo de optimismo. El estilo de juego del nuevo Zaragoza es alegre y ofensivo. Tiene delante velocidad y pólvora, jugadores capaces de decidir un partido. El tercer gol frente al Extremadura, obra de Luis Suárez, fue un golazo de Primera división y de equipo grande. Los pases interiores de Eguaras no tuvieron nada que envidiar a los de un Iniesta. Kagawa se está mostrando ciertamente como un jugador carismático, con mucha clase, capaz de descubrir nuevos caminos de gol en las geometrías del área. Cristian, el portero, está aliado con la clarividencia, y Pombo apunta siempre al peligro.

Hay talento, hay equipo, hay estrategia y hay cantera. Ahora sólo falta que el balón entre.

Por el zaragocismo no quedará. Domingo a domingo, todos esos miles, decenas de millares de aficionados seguirán animando a pleno pulmón, sin pedir a cambio otra compensación que la máxima entrega por parte de los jugadores.

La misma que ellos derrochan por amor a sus colores y a la ciudad que representan.

Una afición que es un tesoro.