Tuve ocasión de leer esta novela en fase de galeradas y ya entonces me deslumbró.

Ahora, recién publicada por el sello Ediciones B, en su prestigiosa colección La Trama, con una primorosa labor editorial de Carmen Romero, La última noche en Tremore Beach, de Mikel Santiago, se presenta como una de las principales novedades literarias, como una novela para leerla al calor de la canícula y temblar en madrugadas de terror.

Aunque, estrictamente hablando, La última noche en Tremore Beach no sea una novela de terror, de miedo o de angustia psicológica, aunque reúna pinceladas de estos subgéneros. Seguramente la abarcaríamos mejor refiriéndonos a un thriller donde el enigma, el misterio y la tensión se aúnan con elementos en apariencia preternaturales para --que es de lo que se trata-- estimular la curiosidad --esto es, la felicidad-- del lector.

Muy importante, además del argumento, que prefiero no revelarles, ni siquiera adelantarles, para que disfruten plenamente de su originalidad, es la ambientación de la historia, radicada en la costa de Irlanda. Pequeños pueblos costeros, aislados entre sí, o mal comunicados por estrechas carreteras flanqueadas por muros de piedra que no alcanzan a frenar las galernas del Atlántico Norte. Casas perdidas en medio de verdes prados, idílicas bajo el sol, pero inquietantes, incluso vagamente diabólicas cuando la bruma cae sobre la costa y desaparece la luz, sustituida por cortinas de bruma. Un escenario en que la simple aparición de los faros de un automóvil puede poner los pelos de punta al lector.

Una novela de concepción muy moderna, en la línea de lo que se viene haciendo con el thriller desde que Stephen King aplicó otra vuelta de tuerca a la tradicional novela de terror para acercarla al mundo moderno, a su manera de hablar, pensar y sentir, a personajes corrientes, como el protagonista de Tremore Beach a los que de pronto sucede algo extraordinario. Frente a los cuales se abre una puerta que en apariencia no estaba ahí, pero que, al entornarse, deja entrever un mundo lleno de sombras, al otro lado del nuestro, detrás de otra cortina de niebla mágica y fatal.

Asimismo destaca, en manos de Mikel Santiago, el ritmo, que es agilísimo, plagado de recursos funcionales al servicio de una prosa fluida, eficaz y digna estéticamente. No se pierdan esta novela.