"Ellas nacieron con el cromosoma XX y yo con el cromosoma Excel" aducía con ingenio Emilia Landaluce en Málaga dentro del ciclo Artículo femenino singular: la mujer en la historia del columnismo español que viene organizando la Fundación Manuel Alcántara. Trataba de establecer esta joven redactora de ABC una diferencia generacional con sus compañeras de mesa: Luz Sánchez Mellado (El País), Rosa Belmonte (grupo Vocento) y Silvia Grijalba (crítica musical y directora de la CasaGerald Brenan). Landaluce se estrenó en la profesión en el diario Expansión, de ahí su lucha con el "cromosoma Excel".

Lleva parte de razón Landaluce. Es cierto que la incorporación de la mujer al trabajo pasa por Excel en muchas ocasiones, pero también por las noticias llamadas tradicionalmente "de color". La integración de las mujeres en los ámbitos laborales, dominados y sobre todo conformados a imagen y semejanza de las necesidades masculinas, pasan factura. Y aún dista mucho la situación de ser equitativa. Hagan cuentas. Miren los números. Lo señalaba la periodista Anabel Sánchez (El País) en la mesa posterior, dedicada a las mujeres en la trinchera política del periodismo. ¿Cuántas mujeres ha habido y hay en las redacciones en puestos de decisión, en secciones de relevancia? "La presencia de los hombres es abrumadora". E Isabel San Sebastián apuntalaba: "Pesamos mucho menos y esto es una rémora".

Y digo que lleva razón Landaluce más en la forma que en el contenido porque, en realidad son semejantes las funciones que se le exigen a un espécimen XX o un espécimen Excel femenino "con estudios medios o superiores". En verdad el único cambio es una "aplicación", pero nuestras competencias permanecen casi intactas. Quizá podemos estar orgullosas de haber pasado de ser un manejable, elegante y atractivo móvil a convertirnos en un sofisticado Smartphone. Máquinas al fin y al cabo. No se dejen engañar por el adjetivo "inteligentes". Sí, con más opciones, a veces complicadísimas, con la versatilidad de que lo mismo sirven para trabajar que para hacer un solitario; pero objetos que finalmente terminan por manejarse "intuitivamente". Ese es el adjetivo, "intuitivo", que se emplea al hablar de cómo aprenden a manejarse con los ordenadores o las tablets. Es decir, seguimos siendo: prácticas.

Hace tiempo leí a Rosa Montero hablar del sentido práctico que se le exigía de pequeña en contraposición con el mundo de fantasía de su cabecita infantil. Cómo, a diferencia de los varones, la educaban en la utilidad y el pragmatismo. ¿Cómo no vamos a ser prácticas? ¿Cómo no vamos a manejar el Excel? Nosotras, dirigidas a la microeconomía, al mundo de los afectos, a armonizar lo inmediato, a organizar, acomodar, sistematizar,- Ahora bien los resultados de esa tabla Excel, esos números, ya los interpretan otros, Emilia.