De pequeños jugábamos a polis y ladrones. De mayores, también, sólo, que hemos perdido la inocencia y sabemos que, ahora, los polis no son siempre buenos y, en cuanto a los ladrones, únicamente los Rinconetes y Cortadillos pasarán parte de sus días entre rejas, mientras los grandes amigos de lo ajeno tuestan su piel en las playas caribeñas... cuando no dirigen nuestras vidas desde sus lujosos despachos.

Soñamos con hadas. Con varitas mágicas que truequen en lucidez los desafueros. Soñamos que la Justicia es justa... Soñamos.

Te inventamos, Año Nuevo, como una promesa de esperanza, ilusionados por un futuro que aún debemos construir.

Pero sabemos que tu único equipaje son unos dígitos vacíos, que se renuevan cada Noche Vieja mientras miramos hipnotizados el carillón de la Puerta del Sol... seducidos y medio atragantados de uvas; siempre mirando hacia otro lado, para no ver cómo unos pocos hacen de la voluntad de muchos su arma de poder.

2004: todo un año por delante... para cambiar el mundo.

*Escritora