El sociólogo e ideólogo de cabecera del PP Pedro Arriola ha quedado fuera de juego. No se lució en su asesoramiento a Cañete en las pasadas europeas; también vaticinó el fracaso de Podemos para luego arremeter contra ellos, llamándoles "frikis", respuesta (im)propia de una persona sobrepasada. Y en tercer lugar, el hecho de que durante una reunión privada de la cúpula de su partido, hace dos semanas, achacara la pérdida de votos del 25-M a la abstención como una "ventaja", más que una explicación tranquilizadora y honrosa, remarca un hecho inaudito entre votantes conservadores y expresa el propio fracaso de un discurso vacío de contenido (creíble).

La prepotencia y la arrogancia sustituyen a la autocrítica con demasiada frecuencia. El lenguaje del Gobierno de Rajoy nunca ha sido político. Su discurso (exculpatorio) ha oscilado como un péndulo de la herencia recibida a las "recomendaciones" de Berlín y Bruselas, y se ha hecho rabiosamente defensivo en cuanto a corrupción o cajas B. Escasas comparecencias, balones fuera, comunicados tras televisiones de plasma, sin preguntas, sin respuestas.

Ante tanto abandono, un movimiento como Podemos se ha apropiado del sentido común para convertirlo en un eje convincente desde el que repolitizar; y ha hecho girar la polarización clásica derecha/izquierda (una diferenciación "desbordada", según la profesora Carolina Bescansa, cofundadora del movimiento) hacia la más apropiada de arriba/abajo ("Somos el 99%", decía el 15-M).

Han movilizado votos desde todos los lados y, aún sin saber cómo gestionarán esa transversalidad, han abierto el campo electoral y despejado el horizonte a propuestas paralelas de fuerte arraigo social y continuamente desoídas desde las actuales instituciones, donde nunca falta un Arriola. O más.

Podemos ha abierto un butrón por el que ya se han colado y se colarán más iniciativas (Ada Colau, exportavoz de la PAH, por ejemplo, ha anunciado su apoyo a una plataforma ciudadana Guanyem Barcelona que aspira a esa alcaldía). A un año antes de municipales y autonómicas podría ser que más de una semilla echara raíces la próxima primavera. Periodista