Cuando Vox empezó a asomar la cabecita entre las fuerzas políticas españolas, recuerdo ese viejo debate de si al adversario político hay que criticarle o, por el contrario, someterle al castigo del silencio. No tenía claro qué hacer, pero ha ido pasando el tiempo, y Vox ha ganado un montón de escaños en diferentes parlamentos, y ahora sus manifestaciones ya no me encienden, sino que me provocan ternura. De verdad.

Se acerca el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, y la última ocurrencia del partido de ultraderecha es que ese día, justo ese, conmemoremos a las víctimas por el coronavirus. ¿Qué puede salir mal en esta propuesta?, habrán pensado. ¿Quién puede negarse a rendir homenaje a los muertos por la pandemia? Perdonen, pero esta vez ni me he enfadado: me ha dado la risa. Se les ve tanto el plumero que resultan hasta entrañables. Porque un partido que tiene entre sus líderes a un par de mujeres (Rocío Monasterio, Macarena Olona) que pondrían firme a un legionario con una sola mirada, ese partido no puede decir que no es feminista. Mal que les pese. Pero se empeñan, erre que erre, en meterse con las mujeres.

Señores y señoras de Vox: ni lo intenten. Tendrán que subir el nivel de provocaciones para que nos afecte. Es lo malo de volverse institucionales: que pierden la gracia. Y como a mí gracia me sobra, les voy a dar gratis un par de ideas para celebrar aniversarios. Yo propondría sustituir el día de la Inmaculada por el de Blas de Lezo. Y la Cincomarzada por el día del Caballo Español. Me falta por colocar el día del Helicóptero de Combate y el de la Cabra de la Legión, pero el año tiene 365 días. Algún hueco quedará. Lo que importa es que la lucha no pare.