Será por el influjo de las encuestas que se están poniendo medio raras (pero... ¿no habíamos quedado en que nunca aciertan?), o por el hecho de que las derechas están muy divididas, o quizás por la circunstancia de que el paleoconservadurismo postmoderno (Trump, Bolsonaro, Bannon y demás jauría) ha normalizado el anormal ¿pensamiento? de los reaccionarios españoles, o porque Vox está ahí seduciendo a la parroquia más ultra... Será por todo ello, digo, que el discurso electoral de Casado y los suyos se ha salido del terreno de juego. Las constantes referencias a ETA (que ya fue derrotada y a cuyos sicarios se sigue juzgando) y las delirantes metáforas sanguinarias producen incluso cierto reparo en no poca gente de orden, que ve cómo todo el ámbito de lo que pudorosamente se suele llamar centroderecha gira hacia su extremo más lejano.

Es evidente que en las cúpulas del espacio conservador-liberal-españolista (PP y Vox, por supuesto, pero cuidadín con Cs) la rabia contra Sánchez (un enemigo mucho más correoso de lo que jamás pensaron) ha eliminado cualquier miramiento. Todo vale frente a la hidra socialista-comunista-secesionista-bolivariana-hembrista. Algunos trolls incluso claman en las redes contra las conjuras masónicas, las conspitaciones teledirigidas por Soros y cualquier cosa que no les cuadre.

En el caso del PP, esta desacomplejada histeria intenta también tapar el que probablemente es uno de los mayores escándalos habidos en cuarenta años de democracia. El asunjto de la Policía Patriótica, con sus operaciones encubiertas (y manifiestamente ilegales) contra Podemos o para intentar neutralizar, en diferido, a Bárcenas nos asoma al vértigo de un Estado de Derecho subvertido desde dentro. Es curioso que quienes se pasan el día tronando contra Maduro hayan utilizado reiteradamente los mismos procedimientos del gorila rojo venezolano.

Tranquilízense las derechas. A la postre, las izquierdas llevan así (fracturadas) toda la vida. Que se lo digan a Santisteve. Por cierto: ¿irá hoy el alcalde al mitin de Iglesias? H