Es habitual que los hosteleros zaragozanos aprovechen el tirón de las fiestas del Pilar para revisar los precios al alza. Es lógico porque son días de más demanda y las cocinas de los restaurantes y las barras de los bares precisan de más personal para atender a la numerosa clientela. Lo que podría no ser tan lógico son las desproporcionadas subidas que se están registrando en algunos establecimientos del centro de la ciudad, donde los porcentajes de subida adquieren el calificativo de clavadas . El sector reconoce que la subida que se ha aplicado estos días oscila entre el 10 y el 15% como consecuencia del fuerte tirón de la demanda, y que pasadas las fiestas las aguas volverán a su cauce con el fin de mantener la clientela. El planteamiento parece razonable, pero si las subidas son desproporcionadas lo único que se puede conseguir es que los visitantes más escaldados no vuelvan. Es un riesgo que los profesionales de la hostelería deben calibrar.