Paso algunas tardes clásicas en la Filmoteca de Zaragoza disfrutando con el ciclo de comedia que su directora, Toña Estévez, ha preparado para este final de primavera. Películas maravillosas, eternas, como ya no se hacen, y que nos invitan a seguir pensando en el cine como en un arte, más que como un espectáculo en competencia con las cadenas de televisión, como viene sucediendo.

Arte en sus guiones, para comenzar, en la armazón escénica, argumental e interpretativa de tramas tan originales y enrevesadas, y al mismo tiempo tan lúcidas y directas como Angel, Atrapa a un ladrón, Ninotchka, Los viajes de Sullivan o El guateque...

Angel, de Lubitsch, es un prodigio de entretenimiento, clase y talento. Pocas veces la comedia clásica ha alcanzado la categoría de esta cinta. Las interpretaciones de Marlene Dietrich, Melvyn Douglas y Herbert Marshall siguen siendo un ejemplo de vivacidad y fidelidad a sus personajes, encarnados con sutil paleta gestual y un controlado carrusel de sentimientos.

En Atrapa a un ladrón, Hitckcock demuestra que prácticamente ningún género de acción se le resistía, y tampoco la comedia de intriga.

La interpretación que Cary Grant propone de John Robie, el Gato, un héroe de la Resistencia que acabó especializándose en el robo de joyas a las ricas clientas de la riviera francesa, es simplemente fastuosa. Ningún actor era capaz de moverse ante la cámara como él, ni de, con un simple parpadeo, mutar, no ya la expresión, sino el alma del personaje, de un carácter risueño a un fondo de retorcida maldad.

La réplica se la dio una jovencísima y arrebatadora Grace Kelly, en el papel de rica y diletante heredera. Su belleza iba más que acompañada por un talento actoral reforzado por ingeniosos diálogos, a través de los que Robie y ella jugaban al gato y al ratón, a policías y ladrones, hasta, lógicamente, enamorarse (pero no sin antes haber solucionado el conflicto que justifica la historia).

Un lujo, un placer de Ciclo que seguirá citándonos, encantándonos estos días en Filmoteca de Zaragoza con el dulce hechizo y la inteligencia de la comedia clásica.