Hablar de Teruel está de moda. Pero fuera de Teruel. Mejor dicho, fuera de Aragón. Bien para mirar con todo el victimismo del mundo a una de las provincias más olvidades por España desde siempre, bien para hacer unos cuantos memes ligados a la actualidad, bien para entretenerse con Angelines, la señora que estos días de borrasca y nieves se ha hecho viral por la risa que le dio la caída de una mujer de la residencia de Cedrillas y que fue transmitida por todas las redes sociales, bien para considerar al territorio turolense como algo superraro, a juzgar por la impresión que se deduce de muchos medios de comunicación nacionales, o bien porque en Madrid ya se sabe que todo lo que viene de provincias tiene un rango menor y ahora, el efecto investidura ha provocado que hablar de Teruel en la capital tenga un componente exótico y progre. No se sabe si las campañas contra el voto de Teruel Existe en el Congreso van a restar turismo a la capital, pero lo que si parece claro es que se puede estar dando fuera de Aragón una impresión muy equivocada de lo que es la provincia.

Hizo bien el presidente aragonés, Javier Lambán, en recogerlo en su discurso de esta semana en la feria de turismo Fitur, en Madrid, en el que criticó la mala impresión que se está dando de Teruel en muchos medios de la capital de España, cuando es un territorio, dijo, «que funciona al unísono del resto». Es obvio que en la capital también se puede pecar de aldeanismo, e incluso se podría apuntar que el provincianismo que dicen que tienen los de provincias es más acusado en los madrileños, que viven con un gran desconocimiento de todo lo que no ocurre en el centro de España. Las salidas de tono de titulares como el de El Mundo de esta semana (Igor el Ruso, el asesino que ‘impulsó’ a Teruel Existe, hacia la prisión permanente revisable dos años después) son todo un ejemplo de esa visión corta de otras partes de España que hay en la capital del Estado. Pero es muy preocupante que se airee lo desconocido.

La visita que ayer realizó a Cantavieja, en Teruel, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ya ha sido motivo de mofas en las redes sociales y no sería de extrañar que aparecieran enseguida lecturas políticas de difícil explicación. Es verdad que los presidentes, por regla general, han estado siempre muy lejos de Teruel, incluso aunque alguno visitara la capital, como ocurrió con José María Aznar. Eso sí, todos los últimos que ha habido han estado. José Luis Rodríguez Zapatero prometió un AVE que pasara por Teruel y un Museo Nacional Etnográfico; Mariano Rajoy presentó el plan de implantación de la banda ancha y Pedro Sánchez no es la primera vez que acude a la provincia. El viaje de ayer es propio de un presidente del Gobierno después de la semana climatológica adversa que han vivido territorios como el aragonés y que ha supuesto unos daños, por el momento incalculables. Es un respaldo que las autoridades tienen que dar a los ciudadanos y que estos agradecen en estos difíciles momentos.

El programa Comando Actualidad de TVE emitió también esta semana un reportaje titulado Teruel y su batalla a favor de la España vaciada en el que se descubrió cómo es la carretera de Libros o cómo el aeropuerto de Caudé está como está y tiene el negocio que tiene, o que la provincia es el epicentro de la trufa negra. El Teruel de siempre que se desconoce sobre todo en el centro de España y del que se pueden extraer impresiones equivocadas. A muchos se les tiene que meter en la cabeza que es posible desde un lugar que no sea Madrid o Barcelona hacer algo interesante. Como Turia, una gran revista literaria para el mundo hispanohablante que algunos comparan con la mítica Revista Occidente. Es solo un ejemplo, pero hay muchos más.

Y hablar de Teruel por moda, con esa visión de provincia pobre, que cae simpática por eso o antipática por haber apoyado a PSOE-Podemos es una fórmula capitalina que no beneficia ni a Teruel ni a nadie. Sirve para volver a darle fama y notoriedad a una provincia que hace 20 años con aquello de Teruel Existe se situó en el mapa. Pero nada más. En dos décadas poco se ha avanzado en infraestructuras y en lo necesario para poder vivir en un mejor Estado de bienestar. Lo que ha mejorado, que ha sido mucho, ha sido, fundamentalmente, por los gobiernos regionales. Pues ahora se corre el mismo riesgo. Y viene muy a cuento, hablando de aldeanismo madrileño, lo que ayer escribía el periodista Teodoro León Gross en El País: «Exhibir el desconocimiento como una gracieta, en lugar de una limitación, es de un pavoneo cerril».

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