Hace un siglo, el que fuera presidente de la comisión gestora del Canfranc, el aragonés Florencio Jardiel, ya pensaba que «la expansión natural y directa» del Canfranc era la salida al Mediterráneo. Y ya se preguntaba si era Barcelona la que se oponía a este proyecto. La unión política, social y económica de Aragón y Valencia, escenificada ayer en Teruel con los presidentes Lambán y Puig, es la que debe vislumbrar el director general de Transportes de la Comisión Europea, Henrik Hololei, en la reunión que mantendrán la próxima semana. Pero también debe ser refrendada por el ministro español José Luis Ábalos ante sus colegas europeos, a los que debe arrancar la financiación que necesita el proyecto.