Nos llega la Universidad Privada. ¿Qué significa ser una universidad privada? Pues sencillamente la confluencia de intereses varios (económicos, políticos, religiosos o sociales). Me pare muy bien, y no me opongo a tal esquema, salvo que cueste denarios y retroceso al común. Dicen que muchos municipios ya están ofreciendo suelo. Okey, alcaldes visionarios, pero deberían pensar que los chavalillos censados en tales ámbitos no podrán pagar los altos precios que la privaticidad exige y se verán impelidos a acudir a la Universidad Pública (¿les cobraremos el inevitable plus?) Más allá de edificios, laboratorios, bibliotecas y demás instrumentos ineludibles para que uno, o varios, edificios puedan considerarse Universidad, lo que se requiere es profesorado sólido (tanto en su vertiente docente como investigadora). ¿Cuentan con ello? Y ¿quiénes ponen los dineros? Porque suelos gratis y seguro que peticiones de dineros públicos no faltarán. Lo he dejado dicho más arriba: quienes quieran, que acudan a la universidad privada, pero con todas las consecuencias. A saber: los millones privados y el religioso pago de costes por parte de quienes la usufructen. Ojalá que lo logren y podamos sentirnos orgullosos de ellos.