Tiene razón el colectivo de profesionales del servicio de Urgencias de Atención Primaria de Zaragoza en su argumentación ante el cierre previsto del PAC de Sagasta a partir de agosto. Un centro que cumplía su función de atender hasta 8.000 urgencias nocturnas al año y que evitaba que estas acudieran a colapsar las de los hospitales --más especializadas-- se va a cerrar, mandando a los usuarios un mensaje equívoco de que acudan a los grandes centros. Allí donde cada día se acumulan esperas de muchas horas. No se explica