SOCIEDAD

La verdad, se afirma desde corrientes herméticas, es un mito. Aquello en lo que crees, se dice, se transforma en la realidad que creas. Es fundamental tener en mente esta cuestión para no ir por donde no queremos, para actuar verdaderamente como agentes creadores de nuestra realidad consciente.

No es ser individualistas e ir «a tu bola» como pueda pensar alguno, sino ser colectivistas sin renunciar a uno mismo; para no ser pastoreados como seres gremiales o borregos.

La basura con la que se alimenta no solo nuestros cuerpos, sino especialmente nuestras mentes, no es alimento para el ser humano consciente, entre otras cosas de la manipulación de los grandes canales de «comunicación», o de la falsa «educación», que no busca liberar nuestros dones y talentos, sino adaptarlos o formatearlos para servir al «programa» y su «nuevo ordenamiento» prefijado.

Todo empieza por ahí, por recuperar el control sobre nuestras vidas, siendo conscientes de dónde radica la verdad, nuestra verdad irrenunciable, y cómo, poco a poco y como abducidos por un embrujo, nos hemos ido alejando de ella.

Gerardo Hernández Zorroza

Getxo (Vizcaya)