Tiene razón mi amigo José Antonio Salas cuando, ávido lector y ágil analista, critica a los plumillas por su incapacidad para abordar la realidad con garra y unas gotitas de mala leche. No yerra porque ¿se le ha ocurrido a alguien comentar con un mínimo de perversión las salidas de pata del ciudadano Aznar cuando escribe sobre ese conflicto iraquí en el que con tanta alegría nos implicó? Por ahí anda el cadáver de un héroe (respetemos a los muertos más allá de cualesquier otra consideración), no recuerdo si figura del béisbol o del fútbol americano, que renunció a dineros y oropeles para servir a su patria (juzguen a su conveniencia). Atinada o erróneamente, ese joven hizo lo que consideró lógico y merece todos nuestros respetos, más allá del radical desacuerdo en lo fundamental. ¿Por qué no sigue tal ejemplo (pero vivo, ¡eh!) José M Aznar, ya libre de ataduras, de un servicio generoso a "su" España y a punto del aburrimiento? Si tan convencido está de sus verdades y de sus posicionamientos, ofrézcase como voluntario y participe --quepis, mochila y pistolerío-- con bravura y riesgo en el conflicto. Federico Trillo podría llevar la cabra y el perejil.

*Profesor de Universidad