Como bien decía Miguel de Unamuno, Cataluña siempre se vende por un arancel. Lo estamos viendo estos días, con la compra de la voluntad política independentista con unos cuantos espejuelos brillando desde el poder central.

El primero de esos amagos ha sido la co-capitalidad cultural con Barcelona. Una idea de Rodríguez Zapatero, casi tan buena como la de reunirse con Maduro.

A partir de ahora, según acuerdo entre los dos gobiernos, según leen los indepes la letra pequeña, Madrid y Barcelona serán co-capitales del Estado español en materia cultural. Habrá dos sedes, dos ministros (el nuevo, el desconocido español, Rodríguez Uribes, y el conseller catalán, uno que no está en la cárcel). Gracias a esta graciosa concesión de Sánchez&Iglesias Barcelona podrá divulgar gratis su programación, vender más entradas y hacer caja con esos 25 millones que Madrid le servirá a fondo perdido por haber tenido el detalle de aceptar el duro trabajo de la co-capitalidad.

¿Y Zaragoza, có?

¿Y Zaragoza, amigo Sánchez, amigo Iglesias, qué pasa con Zaragoza? ¿O con San Sebastián, Córdoba o Santiago de Compostela, ciudades todas que podrían perfectamente ser co-capitales culturales por sus programaciones, pero de las que nadie se acuerda en este negociado o negocio de la compraventa del voto catalán a cambio del arancel cultural?

Co-capitalidad que tampoco nadie, que yo sepa, ningún escritor, intelectual o editor catalán ha planteado. Siendo en fondo y forma una prebenda, un chanchullo de Moncloa a cambio de mantener contentos a los de Esquerra y seguir trabajando en la candidatura de Rufián, el nuevo clown (después del italiano Beppe Grillo y el ucraniano Zelenski destinado a presidir un gobierno, en este caso, gobiernín, el la Generalitat).

Nada de esto es necesario ni responde a realidad alguna. Barcelona, intelectualmente adoctrinada por el aparato indepe, hace mucho tiempo que ha dejado de ser referencia cultural. El sectarismo de sus dirigentes ha espantado a la inteligencia internacional y son numerosos los primeros nombres que abominan del neonazismo de Torra, Maragall y Junqueras.

Pero todo se compra o se vende...