Tenían toda la razón quienes apostaron por la creación de la Unidad de Prevención de Seguridad Vial en Zaragoza como un buen recurso para reducir los accidentes de tráfico en la ciudad. A fuerza de vigilancia y sanciones, los malos hábitos en la conducción se van reconduciendo hasta lograr que la velocidad en circunvalaciones y avenidas haya disminuido cerca de un 30% y, lo que es más importante, también la siniestralidad. Los datos cantan: en los primeros nueve meses del año el número de fallecidos por accidente ha bajado un 42,12% y los muertos por atropello un 72,7.

Detrás de estas cifras hay una extraordinaria acción de la Policía Local muy eficaz por los resultados y muy interesante por cuanto que es valiente, innovadora y pionera en España. Porque la campaña no se limita sólo a controlar la velocidad y a colocar radares junto a los semáforos más susceptibles de no ser respetados. El plan de actuación tiene también su parte pedagógica y está destinada a personas de entre 18 y 65 años. Asociaciones de barrios, de padres y alumnos, y otras muchas entidades colaboran en esta campaña que se está revelando como la única forma de conjurar los riesgos que generan los malos hábitos al volante.