La Romareda registró la mejor entrada del curso con 26.143 espectadores, por los 24.898 que se dieron cita en la visita del Málaga. La sensación en El Municipal, cuya capacidad quedó en 33.600 espectadores tras las últimas reformas, fue hasta de más público, porque no se veían demasiadas zonas vacías. En todo caso, el ambiente fue el de las grandes noches, señal de que el público se ha reenganchado al equipo después de comenzar la temporada con una tremenda ilusión que se fue apagando hasta el renacimiento que a todos los niveles ha significado la llegada de Víctor Fernández a mediados de diciembre.

La grada zaragocista conmenzó enchufada al juego del equipo y el buen comienzo del choque ya supuso los primeros aplausos. Después, algunos errores de Trujillo Suárez, sobre todo en una falta que no pitó sobre Benito, y la salida de Linares en la segunda parte hicieron que la afición se dejara notar.

El club aragonés supera los 27.000 socios en esta temporada, un registro en Segunda División que convierte a la afición zaragocista en toda una demostración de fidelidad a unos colores. Además, ayer también fue mayor que en las últimas semanas el recibimiento al autobús del equipo blanquillo, que era multitudinario en los últimos partidos del curso pasado y que se prolongó en los primeros del actual, otra señal de la recuperación de la ilusión en la parroquia zaragocista.