Lejos de arrojar conclusiones, el primer amistoso de la pretemporada sí sirvió para mostrar pequeños apuntes del manual de estilo que Rubén Baraja pretende instaurar en el Real Zaragoza. Se trata de apenas esbozos sobre los que posteriormente dibujar un estilo propio que el técnico vallisoletano quiere aplicar al equipo aragonés. Será similar al anterior en algunos aspectos, pero considerablemente distinto en varios otros. El Zaragoza de Baraja debe construirse de atrás hacia adelante. Porque, para el preparador, el Zaragoza ha de ser sólido, robusto y eficaz en las dos áreas, pero para que lo sea en la rival primero tiene que serlo en la propia. Por ello, los dos errores graves cometidos en el duelo ante el Getafe escuecen de lo lindo en el cuerpo técnico, consciente de que acabar con esos fallos es clave para avanzar por la senda adecuada.

Un mediocentro desplazado para sacar el balón

El inicio de la jugada es una de las novedades impuestas por Baraja. Uno de los mediocentros se acuesta a un lado, preferentemente el izquierdo o bien se sitúa entre los centrales para comenzar el diseño del juego y evitar problemas en la circulación de los centrales, cuyos errores, sobre todo de Atienza tras el confinamiento, costaron caro al Zaragoza cuando se reanudó la competición la pasada campaña. Eguaras fue quien más tomó el timón en la primera parte, aunque los fallos del navarro también abocaron a Adrián a asumir el mando. Tras el descanso, Ros y sobre todo Zapater ofrecieron mejor resultado y rendimiento.

La sombra de Guti es demasiado alargada

En este sentido, la asumida marcha de Guti supone un serio revés para un Zaragoza que se queda sin su centrocampista más determinante. No solo por lo que aporta de área a área sino por lo que supone para el otro eje de la medular. Eguaras fue otro cuando Víctor le puso al lado al aragonés, cuyo derroche físico y despliegue dejaron más oxígeno al navarro para destinarlo a la creación. Sin Guti, el Zaragoza tiene un problema sobre todo si los pivotes son Adrián y Eguaras. Zapater o Ros sí aportan despliegue pero no tanta llegada como Guti. Por eso, el club sondea el mercado en busca de un jugador que pudiera paliar esa carencia, aunque la recuperación de James sería, sin duda, una gran noticia en este sentido. Sin embargo, por lo visto en la primera mitad ante el Getafe, con Nick acostado a la izquierda, quizá esa ubicación sea la que el técnico quiere ocupar con el nigeriano.

El 4-4-2 como dibujo de cabecera con incógnitas

Baraja dejó claro en su presentación que el 4-4-2 es su sistema de cabecera, aunque también matizó que el dibujo deberá adaptarse a las características de los futbolistas. Ante el Getafe, el técnico diseñó su disposición preferida, pero con variantes. Empezó con un extremo puro en una banda y un interior en la otra para ayudar a dos mediocentros más técnicos que físicos. La última media hora, sin embargo, optó por dos pivotes más defensivos, un lateral-extremo como Lasure y un jugador a pierna cambiada en la otra banda (Bermejo). Los tres centrales dispuestos al principio por el Getafe neutralizaron la primera prueba. La segunda, con más profundidad y ayudada por la defensa de 4 que utilizó Bordalás, depararon mejores noticias.

Presión alta, pero con los jugadores adecuados

A Baraja le gusta la presión alta pero ese aspecto del juego exige un estado físico del que el Zaragoza todavía está lejos, así que el técnico, apoyado en la escaso esfuerzo que suele ofrecer Papu en este cometido, retrasó la línea de presión en la primera parte. Tras el descanso, el ensayo sí pudo ser algo más efectivo merced a la entrada de jugadores capaces de desenvolverse bien en ese aspecto como Baselga, Lasure o Bermejo. El Zaragoza pasó a recuperar numerosos balones merced a esa presión, lo que le hizo llegar más y sufrir menos.

Más centros y menos velocidad arriba

Luis Suárez era un delantero rápido y dinámico, capaz de resolver él solo una jugada. De ahí que el balón largo al colombiano fuera un recurso más en el Zaragoza de Víctor. No será el caso en el actual. Porque ni Vuckic ni Toro Fernández tienen en la velocidad su principal virtud, lo que aboca a explotar otras variables. Es ahí donde la profundidad irrumpe para convertirse en un arma poderosa para Baraja, que dotará a las llegadas por banda y a los centros laterales de mucho más protagonismo siempre que la referencia sea el Toro o Vuckic. Narváez abre otras vías.