Así ha quedado definitivamente el Real Zaragoza. 22 futbolistas en la primera plantilla después de las salidas de Pombo (Cádiz), Papu (Racing de Santander), Bikoro (Badajoz), las tres previstas en la hoja de ruta desde meses atrás, y las sobrevenidas luego de Lasure (Tenerife) y Grippo (Oviedo), para ampliar el límite salarial y ser consecuentes con el exquisito comportamiento personal del suizo, respectivamente. Por la misma puerta que todos ellos salieron, pero en la dirección contraria, han entrado un delantero, André Pereira (Oporto), un central, El Yamiq (Genoa), y un todocampista, Dani Torres (Alavés). Antes, Javi Puado había ocupado el espacio de Dwamena.

Finalmente, el extremo que Víctor Fernández había reclamado públicamente en varias ocasiones no ha aparecido. La lesión de Javi Ros obligó a cambiar el orden de prioridades. Este es el Real Zaragoza que en los próximos meses peleará por el ascenso a Primera, una plantilla que ha surgido de un plan perfectamente pensado y ejecutado en consecuencia. Todo lo que el club ha hecho ha sido por elección: primero prescindir de futbolistas residuales y, posteriormente, incorporar otros de perfiles muy específicos, que complementan lo que ya había y que, a priori, se cree que lo mejorarán.

Esa es la teoría. La práctica llegará a partir de este domingo en Cádiz, escenario al que el Real Zaragoza llega pleno de ambición, en una dinámica excelente y con el chute emocional tremendo después del partido de Copa contra el Real Madrid en una Romareda mágica. Todo suma a favor de la causa, también estos intangibles, aunque lo principal será, como siempre lo ha sido en el fútbol, la finura en la dirección del entrenador y el rendimiento de los futbolistas, excepcionales en el recién terminado enero.