Recién llegado de su primera experiencia con la selección sub-21, Enrique Clemente ni puede ni quiere disimular su alegría. No es para menos. Hace justo un año acababa de pasar por el quirófano para reparar su rodilla destrozada. Empezaba un calvario que le iba a apartar del fútbol durante toda la temporada. Pero aquello quedó ya atrás. Ahora, Clemente es titular en el Zaragoza e internacional sub-21. Las vueltas que da la vida. “Estoy feliz. Ha sido una experiencia única que jamás se me olvidará. Poder debutar con España fue la guinda”, ha admitido el defensa esta mañana en la Ciudad Deportiva.

Aquel suplicio, además, le ha ayudado a degustar mejor lo que le está sucediendo en los últimos meses. “Lo que pasé me ha hecho valorar más todo lo bueno que me está pasando con mi equipo y con la selección”, asegura el aragonés, que tiene claro que cualquier opción de repetir experiencia pasa por hacerlo bien en el Zaragoza. “Solo pienso en trabajar en mi equipo y, si las cosas van bien, ojalá pudiera volver a vivir algo así”.

A su vuelta, Clemente se ha encontrado un vestuario “más unido que nunca”. Nada de pesimismo tras el serio revés que supuso la derrota del pasado fin de semana ante el Albacete. “Fue un palo duro porque el equipo mereció ganar, pero tenemos muchas ganas de que llegue el próximo partido para demostrar que estamos en la línea adecuada”.

Todo apunta a que el canterano será titular en Vallecas. Sus actuaciones le están convirtiendo en pieza esencial en el equipo, pero el central asegura que “no pienso en eso. No me veo titular y solo pienso en trabajar para estar preparado cuando tenga que jugar”.