La próxima renovación de Íñigo Eguaras hasta 2024 va a dejar en dos los supervivientes en el Zaragoza de la primera oleada de refuerzos que hizo Lalo Arantegui al llegar a la dirección deportiva. El otro es Cristian Álvarez, de excepcional rendimiento desde que arribó en un verano donde además del centrocampista navarro y el meta argentino lo hicieron doce refuerzos más (Borja Iglesias, Febas, Grippo, Benito, Buff, Oyarzun, Toquero, Ángel, Papu, Verdasca, Mikel González y Vinicius), a los que se añadieron en enero Alfaro y Perone hasta alcanzar los 16. De todos ellos, solo Eguaras y Cristian, fijos e indiscutibles, sobreviven en el equipo zaragocista.

Tras un curso 16-17 con la sombra del descenso y después de haber llegado en febrero, Lalo acometió una drástica revolución en verano. Muchas bajas, con en torno a un millón de euros de indemnizaciones para salidas, ya que solo continuaron cuatro futbolistas, apuestas por la cantera y hasta 14 refuerzos que puso a las órdenes de Natxo González. Un año después, Borja Iglesias y Febas regresaron por sus cesiones al Celta, que lo vendió al Espanyol, y al Madrid, mientras que Mikel González se marchó al AEK Larnaca chipriota, Oyarzun al Numancia, Vinicius a Brasil para deambular ahora en la Segunda japonesa, en el Yamagata, Ángel tomó rumbo al Asteras Trípoli griego y Alfaro lo hizo al Murcia y después al Hércules. En enero del 2019 se fueron Buff, al Anorthosis, aunque ya ha regresado a Suiza (Grasshoppers), y Perone, que ya ha pasado por Extremadura, Nástic y Hércules.

El pasado verano, Alberto Benito se fue al Albacete, Verdasca al Beitar israelí y Toquero anunció una retirada por una lesión de rodilla que ya le había dejado en blanco en la última temporada, mientras que este enero Grippo se desvinculó para fichar por el Oviedo y Papu se ha ido cedido al Racing. Tiene contrato hasta el 2022, pero aún ha bajado más su nivel en Santander por lo que su salida al volver se antoja segura salvo drástico giro de los acontecimientos.

Así, esas 16 primeras apuestas de Lalo tuvieron varios casos de futbolistas que estuvieron lejos de lo esperado y otros que se desinflaron tras un buen primer año, donde el equipo acabó tercero, y hasta alguna salida no deseada, como la de Mikel González, pero no es el caso ni de Cristian Álvarez ni de Eguaras, que han dado un rendimiento excelso, como lo dio Borja Iglesias. Tanto que hizo imposible su continuidad en Segunda con el Zaragoza.

Cristian firmó por un año con una renovación hasta 2020 si jugaba 25 partidos, algo que cumplió sin problemas, pero al final de esa temporada 17-18 el club le mejoró el contrato y estableció un año opcional también por partidos jugados que ya ha logrado, por lo que su contrato se extiende hasta 2021. Con 102 partidos de zaragocista, ídolo de la afición y salvador de muchos puntos, el acierto de su fichaje, que llegó tras un ofrecimiento después de un año de retirada del portero, es indiscutible. Con más irregularidad, también lo es el de Eguaras, con la carta de libertad desde el Mirandés y al que solo la pubalgia que le lastró al inicio de su segundo curso le retiró de ser el foco principal en la medular.