Llegó Marc Gual al Zaragoza cedido a mediados de agosto tras muchos meses de espera, tanto por parte del club como por el futbolista, que desde el primer momento tuvo clara la opción de La Romareda como destino. Pero el Sevilla no aceptó darle la carta de libertad cuando le quedaba un año, le exigió renovar para salir cedido y al final no hubo opción de compra. Nada quebrantó la determinación de Lalo Arantegui en su fichaje ni la del delantero badalonés en venir. En el guion mental del jugador y su entorno la idea era que el equipo zaragocista fuera el trampolín para acabar jugando en Primera en el curso 19-20, ojalá por la vía zaragocista, en caso del deseado retorno a la élite, o por un buen año que le diera la opción al punta de ir a Primera.

Todo se torció mucho este curso y en las últimas cinco jornadas no había jugado ni un minuto. Hubo un antes y un después del partido contra el Málaga en La Romareda, donde el futbolista acabó entre lágrimas y la grada le tomó la matrícula. Pero llegó Córdoba y Marc Gual, que no marcaba desde el 17 de noviembre ante el Mallorca y que llevaba dos dianas en 1.437 minutos, solo necesitó 28, del 50 hasta el 78, en El Nuevo Arcángel, para hacer 3 goles, que han traído una candidatura al MVP de la jornada en Segunda y un suspiro de alivio para el ariete, al que le quedan 6 jornadas para maquillar una campaña que va a estar, pase lo que pase, lejos de lo que esperaba a nivel colectivo e individual.

«No tenía nada que demostrar», dijo Gual tras el partido. En el punta habita un jugador constante, de los que no bajan los brazos en el esfuerzo y con plena confianza en sus posibilidades, bregador, con un buen remate y con capacidad de asociación en ataque. Eso sí, tiene en las ansiedades a un buen enemigo contra el que lleva tiempo trabajando.

El Zaragoza tiene sobre Gual un posible segundo año aquí mediante un tanteo. Es decir, que a igualdad de ofertas de Segunda primaría para el Sevilla la zaragocista, pero su año no ha dado para que el club aragonés se plantee su continuidad. De momento, su destino es volver al Sevilla, donde le quedan tres temporadas más de contrato y tiene imposible quedarse. Deberá buscar un destino contando que su salto a la élite deberá esperar.