Cezary Wilk, el polaco que militó en el Deportivo y el Real Zaragoza, ha concedido una entrevista a La Opinión de La Coruña, diario que pertenece al grupo Prensa Ibérica, como EL PERIÓDICO DE ARAGÓN. El domingo, en La Romareda, se enfrentan los dos equipos. «No tengo preferencias. Soy totalmente neutral. Llevo al Dépor y al Real Zaragoza en el corazón», responde en español.

-¿Qué supuso para usted tener que dejar el fútbol a los 32 años?

-Soy una persona que siempre quiere ser positiva, es mi manera de ser. 32 años son pocos para acabar en el fútbol pero también es verdad que pude disfrutar doce años del fútbol a nivel profesional. Entonces, si le pasara a un chico de 20 años, eso es una tragedia, pero yo llevaba doce años en el fútbol. Pude jugar en España, en Primera, tocar el fútbol de un nivel alto. Hablamos mi mujer y yo y acordamos que fue un tiempo bueno, pero que había acabado y desde mañana empezaba una nueva etapa, con una sonrisa en la cara.

-¿Por qué eligió volver a La Coruña para vivir tras retirarse en el Zaragoza?

-Seguimos un año más en Zaragoza y luego hablé con mi mujer sobre qué íbamos a hacer. Barajamos muchas opciones: Barcelona, Gerona... pero al final vino la idea de volver a La Coruña porque conocemos este sitio y se vive muy bien y muy cómodo. Nuestro hijo empezó en el colegio, le queda un año más y luego ya veremos. Somos una familia viajera. Si se puede estar en nuevos sitios, queremos hacerlo.

-¿Cómo es su rutina?

-Ahora tengo la suerte de tener mucho tiempo para mi hijo y mi mujer. Mi vida es mucho más tranquila que antes. Por las mañanas voy al gimnasio para cuidar la rodilla. Nado, corro, ando en bici... El deporte siempre está en mi vida. Y por las tardes tenemos tiempo para disfrutar con la familia. Gracias al fútbol ahora puedo disfrutar de la vida y de la familia. Mi mujer también tiene una empresa suya. Tenemos una vida bastante tranquila.

-¿Su futuro pasa por algo relacionado con el fútbol, por ejemplo como técnico?

-Como entrenador tenía claro desde el principio que no. Eso no es algo para mí, seguro. En este momento tampoco me interesa trabajar en el fútbol. Cuando acabó mi carrera tenía claro que quería descansar de este estilo de vida, del estilo del fútbol, y quería probar algo nuevo. Para mí el fútbol nunca lo fue todo en el mundo, siempre tenía otros caminos para disfrutar algo nuevo, otro deporte u otros momentos de vida. Tengo unas ideas en mi cabeza y estoy tranquilo ahora. Vamos poco a poco, empezando.

-¿Qué recuerdo guarda de sus dos campañas en Riazor?

-Cuando llegué era algo nuevo, la primera salida de mi país y mi primera vez en España. No era fácil y tuve muchas lesiones. La primera temporada hicimos un buen trabajo con Fernando Vázquez. Había mucha calidad. Jugar en Riazor, con esta afición increíble, fue fenomenal. La segunda temporada empezamos con Víctor Fernández. Hubo desorden en el equipo y la pretemporada no fue buena. Es verdad que en Primera el nivel es mucho más alto, pero como equipo estuvimos un poquito más bajos.

-¿Qué tal con Vázquez?

-Recuerdo que en mis primeros días en La Coruña era como un padre para mí. Padre es una palabra grande, pero algo parecido. Hablaba conmigo en inglés y sme daba mucho cariño. Puedo decir que fue mi primer padre en España. Tengo buenos recuerdos de él. Después del primer entrenamiento le dijo a Juan Domínguez que fuera a comer conmigo para que yo me sintiera mejor y fuimos a comer Juan, Seoane y yo.

-¿Es entrenador y motivador?

-Es un poco todo. Yo recuerdo que era más hablador, más motivador. Antes del partido teníamos charlas de una hora. Al principio yo no entendía nada [risas]. Para mí eso es más importante, cuando un entrenador sabe cómo hablar a sus jugadores y manejar el equipo, con 25 hombres que cada uno quiere jugar y pelean entre ellos. Tú, como míster, tienes que saber quién necesita cariño y quién necesita un grito.

-Inolvidable el ascenso a Primera con él, como también al año siguiente la agónica salvación en el Camp Nou.

-Yo estaba lesionado y estuve en la grada con Luisinho y varios jugadores más. En la primera mitad era un 2-0 para el Barça y lo único que nos salvaba era un empate, como mínimo. Luego llegó la segunda parte, el gol de Lucas y el de Salomão. Fue un milagro.

-Y después, Zaragoza.

-Sí. Era diferente que al principio en el Deportivo. Llevaba dos años en España, hablaba más español y entendía más de fútbol. Creo que tenía algo más para jugar en Segunda que cuando estaba en el Dépor. Tengo la sensación de que en Zaragoza era un jugador un poquito más importante que el del Dépor.

-¿Le sorprende la reacción del Deportivo con Vázquez?

-Sí. En diciembre no podía imaginar que iba a ganar siete partidos seguidos. Es increíble pero es algo típico en Segunda. Yo aprendí que en Segunda puedes mirar la clasificación cuando pasa enero. Hasta enero, olvídate de la tabla.

-El domingo el Dépor visitará al Zaragoza de Víctor Fernández, quien también lo dirigió. ¿Se parece en algo a Vázquez?

-Es totalmente diferente como persona. Otro carácter, otro estilo de trabajo. No se puede comparar. Cada uno tiene sus cosas positivas y negativas. Ya veremos quién gana. Los dos están en buena forma.