No hay nadie peor que el Zaragoza desde que la pandemia lo cambió todo. También a un Zaragoza que, hasta marzo, caminaba gallardo con paso firme hacia el ansiado retorno a Primera división pero que regresó del parón por el confinamiento completamente transformado. Nada que ver con lo que fue. El Zaragoza era un desconocido que había perdido por el camino todo lo que tanto le había costado ganar. De hecho, la involución del Zaragoza no tiene comparación alguna en el fútbol profesional español.

El equipo aragonés es el peor desde que el covid-19 irrumpió en el país y a nadie ha hecho tanto daño.

Desde que el fútbol volvió después de tres meses sin actividad, el Zaragoza ha disputado un total de 24 partidos (los once del último tramo de la pasada temporada, dos más del playoff ante el Elche y los once que se llevan jugados del actual ejercicio) y solo ha sido capaz de ganar en el campo cuatro de ellos (el 0-3 en Alcorcón se logró en los despachos merced a la alineación indebida de los alfareros). Es decir, el equipo aragonés tan solo es capaz de vencer uno de cada seis partidos que disputa. El balance se completa con cuatro empates y hasta 13 derrotas, lo que supone una media de 0,7 puntos logrados por choque y 19 (transformando en punto el empate logrado en la ida del playoff en Elche) sobre los 72 que se han puesto en juego entre ambas campañas. Tremendo.

Solo el Alavés se acerca al paupérrimo registro de un Zaragoza que ha pasado, en apenas ocho meses, de estar con un pie y medio en Primera división a luchar por escapar del descenso, zona a la que ya ha caído después de haber encadenado una pésima racha de ocho encuentros sin ganar. El conjunto vitoriano ha sumado menos puntos (16) que los aragoneses, pero lo ha hecho en menos partidos (20), lo que supone una media de 0,8 por duelo, superior a la ostentada por el Zaragoza.

Getafe (19), Betis (20) y Alcorcón (21) también figuran entre los más afectados por la pandemia, pero los dos de Primera han disputado dos partidos menos que un Zaragoza que es incluso peor que el actual colista de Segunda, que apenas ha logrado cinco puntos en las once primeras jornadas del campeonato actual.

Sin duda, la gran herida por la que se desangra el Zaragoza se ha producido como consecuencia de los daños sufridos en La Romareda, un escenario ultrajado constantemente desde que el virus lo paró todo. Hasta entonces, el equipo dirigido por Víctor Fernández era un avión en casa, donde era casi imposible sumar para unos rivales casi siempre derrotados. El masivo respaldo de una afición entregada a su equipo convertía el estadio municipal en una fortaleza inexpugnable orgullosa de un ejército fuerte y poderoso.

Sin embargo, la puerta cerrada ha sido un arma letal contra un Zaragoza que ha convertido aquel dulce hogar en un feudo maldito. Solo dos de los 14 encuentros que se han disputado en la capital aragonesa desde que el fútbol se juega sin afición se han saldado con triunfo blanquillo. Uno de ellos, el último de la campaña regular de la 2019-2020, ante la Ponferradina (2-1) en un duelo que ambos equipos afrontaron con muchos suplentes al no haber en juego más que la posición final en la tabla. La otra victoria en casa durante este periplo fue la conseguida por la mínima, esta temporada, ante el Albacete con un gol a última hora de Narváez.

Los otros doce encuentros jugados en La Romareda tras la pandemia se han saldado con cuatro empates (sin goles ante Sabadell y Mallorca y a dos frente a Las Palmas y Girona, todos ellos de la presente campaña) y hasta ocho derrotas. Seis de ellas se produjeron en el fatídico tramo decisivo del pasado ejercicio, con Víctor Fernández al mando (ante Alcorcón, Almería. Huesca, Rayo Vallecano, Oviedo y el de la vuelta de la promoción ante el Elche). El desastroso registro como local acabó con todas las esperanzas de un Zaragoza que, esta campaña, también ha sufrido dos derrotas en casa (ante Málaga y Oviedo).

En total, el equipo aragonés únicamente ha sido capaz de retener diez de los 42 puntos que se han puesto en juego en La Romareda entre la última fase de la pasada temporada y el principio de la actual. Es decir, el Zaragoza solo ha sumado el 23% de todos los puntos que se han disputado en su propio feudo desde que no cuenta con los suyos en la grada.

El nefasto rendimiento del Zaragoza como local tiene su lógico reflejo en el número de goles encajados en La Romareda, donde en los 14 partidos jugados entre el final del pasado ejercicio y el inicio del actual el equipo ha recibido ya 24 tantos, es decir, casi dos por partido y el doble de los 12 que ha encajado como visitante. El virus sigue su destrozo.