Con mensajes parecidos y un pensamiento similar, pero con unos objetivos completamente comunes: meter goles, ayudar al equipo y, por encima de todo ello, que a finales de julio o a lo sumo a principios de agosto el Real Zaragoza esté celebrando su regreso a Primera División. Este martes tomó la palabra Luis Suárez y fue cristalino, como siempre, y este miércoles le tocó el turno para su compañero en la punta de ataque, Miguel Linares. Y de momento, el único homólogo en la primera plantilla a la espera de que André Pereira salga del ostracismo provocado por esas molestias interminables que ni el confinamiento ha hecho que remitieran. Mientras, Baselga también acecha.

Si bien han sido varios los jugadores que a lo largo de estos difíciles dos meses se han mostrado seguros de que el Real Zaragoza volverá a su ser una vez retorne la competición, como si este oscuro periodo casi ni hubiera existido a pesar de ser más grande que el tradicional parón veraniego, pocos (o ninguno) han llegado al nivel de confianza en sus palabras de los dos puntas, que han tomado la delantera de la ambición. Al final son dos futbolistas de generaciones diferentes y con distintos caminos, pero tomados para llegar al mismo punto: Primera.

“Jugaremos once finales, son pocos los que queda y queremos afrontaros de la mejor manera y darle el ascenso a este club y esta ciudad, que se lo merecen mucho”, dijo Luis Suárez el martes. “Psicológicamente queremos estar como veníamos haciéndolo desde principio de temporada. Ha habido muchos inconvenientes pero nos hemos sabido reponer y este tampoco será un obstáculo”, agregó. El cafetero derrocha confianza y seguridad. Qué le van a decir a un guerrero como él.

Linares sabe que el colombiano es el dueño de la delantera, que es uno de los arietes de moda ya no solo de Segunda, sino también del fútbol español. Está en el escaparate europeo de hecho y con grandes clubs pendientes, pero al de Fuentes de Ebro se le abre una ventana de par en par con esta situación, sobre todo si Pereira sigue en el dique seco. El aragonés nunca se ha escondido y siempre, desde su rol, ha dado el máximo, pero ahora, además, se le abre una oportunidad por la más que previsible obligación de jugar cada 72 horas todo o casi todo lo que resta de curso. Los menos habituales deberán dar un paso al frente para culminar el ascenso y ahí, Linares, tendrá cosas que decir.

“Jugar tantos partidos en tan poco tiempo muchos no lo habíamos hecho nunca, por no decir la gran mayoría de futbolistas”, advirtió el delantero zaragozano en primer lugar. Y es cierto, pero repitió en varias ocasiones que “sin excusas”. Es lo que hay y con ello habrá que lidiar, como todos los equipos: “En el aspecto mental, asumir cuanto antes que va a ser así y tratar de no poner ninguna excusa va a ser importante”, expuso.

Y una vez más, por si acaso: “Hay que estar preparados y mentalizados y el que menos excusas ponga será el que se lleve el gato al agua”. Linares ya está con el chip de la vuelta a la competición y subrayó que “estamos con muchas ganas de volver y terminar lo que estamos haciendo muy bien” y también se mostró muy seguro de que, cuando el Real Zaragoza regrese, lo hará igual. “Estamos convencidos de que vamos a empezar igual que terminamos, tenemos un gran equipo y no tengo ninguna duda de que dará el mismo nivel que antes del parón.

Por lo demás, el ariete coincidió también con lo dicho por otros compañeros, que ayuda “aunque sea de forma individual y a distancia” ver a los integrantes de la plantilla, por lo que ahora “el día a día es más llevadero”, y afirmó que el retorno a los entrenamientos el cuerpo técnico “lo está llevando muy bien porque estamos empezando poco a poco”. “Yo un poco menos, pero la mayoría son muy jóvenes y se van a adaptar seguro. Es cuestión de tiempo que se coja el nivel de antes”, finalizó.

Luis Suárez y Linares. Uno es joven, con un provenir brillante en el fútbol y quiere dejar al Real Zaragoza en Primera, culminar el trabajo. El otro, ya veterano, cumplió el sueño de vestir la camiseta de su Real Zaragoza y tiene la oportunidad de devolverlo a la élite. Ambos están convencidos de que el equipo volverá igual que antes que el parón y los dos, por su carácter, lucharán como nadie por el ascenso. Los delanteros toman la delantera.