Maravillaron al final de la temporada pasada Borja Iglesias, Pombo y Papunashvili. Fue un tridente letal, lleno de verticalidad y, sobre todo, con mucha capacidad goleadora. Así lo demostraron y así le fue al equipo, al borde del ascenso tras una segunda vuelta de récord.

Innegable es que este Real Zaragoza tiene muchas similitudes con el del curso pasado a varios niveles. Son primos hermanos en muchos aspectos, tanto que ayer en ciertos compases del encuentro podían verse ambos conjuntos en un espejo. El bloque también es el mismo, con salvedades, y ello está ayudando en los primeros partidos a un equipo al que se le nota más poso y aplomo que sus rivales. ¿Una de las claves? Que se conocen mucho.

De aquel tridente que enamoró se marchó inevitablemente el añorado Borja Iglesias y en el arranque de la pretemporada se lesionó Papu muscularmente. El Tigre se quedó solo tirando del ataque blanquillo con nuevos compañeros de viaje.

Retornó el georgiano contra el Rayo Majadahonda y tuvo minutos contra el Reus en la segunda jornada, pero no era el Papu del final de curso. Le costaba más arrancar, romper al rival y desbordar. Se le notó falto de ritmo de juego, normal por la falta de pretemporada. Se fue con su selección, pero en dos partidos solo jugó cinco minutos.

Así hasta ayer. Idiakez no dudó en darle la titularidad y galones. Necesita mimos y, sobre todo, una confianza que se adquiere con buenas actuaciones y pisando el césped. Cinco minutos tardó en reencontrarse y, además, marcando con la derecha. Papu ha vuelto y su sociedad con Pombo, también.

Dos de las tres piezas del tridente del final se reencontraron ayer. Se entienden solo con una mirada. Y a veces ni con eso. Son verticales, miran siempre hacia la portería contraria, no dudan en disparar desde lejos (que se lo pregunten a Ortolá) y poseen una gran capacidad de regate. Los dos cuajaron un gran encuentro, tanto que fueron los artífices de los goles zaragocistas. A pesar de su juventud no dudan en coger el toro por los cuernos. Y si es de forma conjunta, mucho mejor.

La asociación entre Marc Gual, Álvaro Vázquez y el propio Pombo ha asombrado en este inicio de la temporada. Y Gual no dudó en decir que era «la mejor delantera de Segunda». Ahora se une Papu a la causa. La del ascenso y la de llevar el gol a la jaula contraria. Y Soro sigue tirando la puerta, Aguirre adquiriendo confianza, Buff sumando asistencias y por detrás vienen el lesionado Toquero, el recién estrenado Pep Biel, o los inéditos Raí o Medina. ¡Qué difícil es jugar en este Real Zaragoza! Y que así siga, síntoma de que todo acabará fantásticamente, como diría aquel.