A un partido de Liga para el parón por la Navidad, uno de los momentos frontera de la temporada, el Real Zaragoza llega como llega. Hecho unos zorros. La Sociedad Anónima está sumida en una profunda crisis que afecta a todos sus niveles, en un proceso completo de reconstrucción deportiva en mitad del camino y con el tren descarrilado en marcha. Las consecuencias son palpables: la destitución de Lalo Arantegui, el fichaje de Miguel Torrecilla para ocupar el cargo, la salida de Iván Martínez y la contratación de Juan Ignacio Martínez, JIM, como penúltima esperanza. La sacudida afecta también a la institución, que ya asume la posibilidad de entrada de capital externo mientras trata de poner orden en el caos.

El Real Zaragoza atraviesa el peor momento desde hace 70 años y sus números son los más deficientes de su historia en Segunda División. La posición en la tabla, penúltimo, a cuatro puntos de la zona de salvación, habla por sí sola. Rubén Baraja firmó un horroroso 10 de 30, con dos puntos de regalo prenavideño en Alcorcón, e Iván Martínez ha sumado un nefasto 3 de 24, con una victoria y siete derrotas como bagaje. Ninguno ha funcionado.

Para tratar de remediarlo, Torrecilla ha tomado ya su primera decisión de alcance poniendo el proyecto en manos de JIM, un entrenador de su plena confianza con el que coincidió en Cartagena o Salamanca hace ya muchos años. Antes, el Zaragoza suspiró sin éxito por los huesos de Víctor Fernández, por los de Pacheta o Jémez y bailó hasta con algunas novias feas. El nuevo director deportivo ha hecho lo que se acostumbra en este tipo de situaciones. Arriesgar poco y buscar seguridad. El nuevo técnico se enfrenta a un desafío tremendo: mantener en el fútbol profesional a uno de los clubs más legendarios de la historia del fútbol español.

La vida del Real Zaragoza está en sus manos y, sobre todo, en las decisiones que tome Miguel Torrecilla. La plantilla tiene unos defectos terribles y unos vacíos inasumibles, en todas las líneas pero muy especialmente en la delantera. De cómo la reconstruya el director deportivo en el mercado de enero, con el fichaje de un buen puñado de jugadores de nivel y la salida de otros de bajo fuste, dependerá el destino de 88 años de gloriosa historia.