Salvo la victoria del Cádiz en Las Palmas, la jornada había cogido un color delicioso antes de que La Romareda abriera sus puertas. Al final, y sobre todo como consecuencia de ello, el punto sumado por el Real Zaragoza contra el Fuenlabrada dejó en el césped y en la grada ese clásico sabor de amargura de cuando esperas algo y no lo consigues. Todo cuesta mucho en esta fatigosa Segunda División en la que los partidos se deciden por detalles mínimos, diminutos, a veces hasta azarosos. El penalti errado por Luis Suárez, el cuarto que malgasta esta temporada, verdadero talón de Aquiles de un delantero pétreo como una roca, y el tanto anulado por el VAR a Javi Puado por mano previa mantuvieron la balanza equilibrada en un tipo de partido que, en otras ocasiones, había caído del lado blanquillo por finísimas razones.

Todo cuesta mucho en esta Segunda División, pero a pesar del disgusto por no haber igualado los 46 puntos del Almería con otro triunfo en casa (y con el encuentro de Miranda todavía pendiente), la línea que está describiendo el equipo de Víctor Fernández desde que comenzó el 2020 es realmente consistente: tres victorias, dos empates, once puntos sumados de quince posibles e invicto en este año natural en la Liga. Ahora mismo, el Real Zaragoza tiene un aspecto sólido y fiable. Competitivo siempre. Es un equipo muy difícil de ganar. Mucha parte de responsabilidad en ello le corresponde también a Cristian Álvarez, ancla de lujo cuando la marea sube.

Otra cosa es el juego. Incluso en jornadas saldadas con victoria, le ha costado más. Porque crear y ganar exige esfuerzos tremendos en esta categoría de jugadores tan parejos. Le cuesta al Zaragoza y le cuesta al resto. Nadie se salva. Por eso, para añadir más variables al ataque, nuevas armas, el club está negociando la incorporación de Burgui, del Alavés, en el espacio salarial que deja vacante la lesión de Javi Ros. Un extremo con mucho uno contra uno, capacidad para desbordar, generar ventajas, desbarajustar enemigos y llegada al área. Una tarea que en el partido contra el Fuenlabrada, que demostró el orden táctico del que lleva haciendo gala toda la temporada, quedó únicamente en manos de Javi Puado, el más animoso y peligroso para el rival.