De final. Sin tapujos. Míchel Sánchez no esconde la importancia del partido ante el Eibar. “Afrontamos el partido con la mentalidad de una final. Es un calificativo que no supone tener miedo, ni nos hace afrontarlo con mucha incertidumbre, solo saber que hay que ser muy competitivos, saber que tenemos que trabajar”, explicó el entrenador del Huesca. La clave radica en competir 95 minutos y no perderle el hilo al encuentro pese a no tener la pelota o verse detrás del marcador, como pasó ante la Real o el Real Madrid. “Hay momentos en los que tienes más desconfianza, pero debemos estar todos juntos y adaptarte en cada instante a lo que te exige el rival. Ser superiores con o sin balón y no sorprendernos de que por momento no lo tengamos. Ese ha sido uno de los problemas en los últimos partidos”, indicó el entrenador madrileño, que confirmó la ausencia de Okazaki y la recuperación para la convocatoria de Pedro López y Mikel Rico.

Además, el entrenador aseguró que al equipo no le falta intensidad en los partidos, algo por lo que se le critica ya que comete pocas faltas: "La intensidad no va por las faltas que se hacen. Va con estar todos juntos, bascular bien al subir y bajar, estar bien en la defensa de los espacios y tener ritmo alto con el balón. A veces se confunde la intensidad con las faltas y hemos de trabajar corriendo adelante y atrás", matizó. Por otro lado, sí admitió que "en algunas fases de los últimos partidos el equipo ha estado muy desorganizado y hay que superar los momentos en los que vaya mal".

Sobre el Eibar, Míchel resaltó que es el equipo que juega "con la línea más adelantada" y que no es fácil superarlo, además detener "pase adelante" y "bandas que centran muy bien". “Es un equipo de máxima intensidad, con la presión alta. Con balón practican el pase adelante, el juego por bandas, viajan juntos y lo llevan ejecutando muy bien en los últimos años”, finalizó.