A simple vista parecen un simple chupete, una vela de cumpleaños, un enchufe o un inofensivo par de botas. Pero en realidad se trata de productos peligrosos para la seguridad y la salud de los consumidores que pueden provocar ahogamientos, quemaduras, electrochoque y reacciones alérgicas.

En 2018, el sistema de alerta rápida se activó en 2.257 ocasiones. Se trata de una especie de registro creado en 2004 para lanzar la voz de alarma en Europa sobre productos inseguros, que a juicio de la comisaria responsable de la cartera de consumidores, Vera Jourová, ha demostrado su eficacia durante estos años. Según Bruselas, el registro, rebautizado ahora como Puerta de seguridad, garantiza que los productos, una vez identificados, son retirados con rapidez del mercado y prohibidos en cualquier punto de la UE.

El 31% de las notificaciones (709) corresponden a juguetes, el 19% a vehículos de motor (428 alertas), el 10% a ropa (236), el 8% a aparatos eléctricos (188) y el 7% a productos cosméticos (150 alertas). Los dos principales problemas que podrían generar son riesgos químicos (25%) y lesiones físicas (25%) aunque también ahogamientos (18%), descargas eléctricas (19%) e incendios (8%).

En cuanto al origen de los productos, China (incluido Hong Kong y Taiwan) sigue siendo el punto de partida de más de la mitad de los productos peligrosos (53%).