Brasil se convirtió en el primer país es reconocer en la ONU que en su territorio existen "prácticas análogas a la esclavitud" , según señaló un comunicado divulgado ayer por la organización internacional. Este reconocimiento se efectuó en el Comité contra la Discriminación Racial de la ONU, que se reúne actualmente en Ginebra y donde representantes brasileños admitieron que unas 25.000 personas estarían sometidas a condiciones de trabajo similares a la esclavitud.

Como parte de sus esfuerzos para luchar contra esa situación, el gobierno brasileño liberó el año pasado alrededor de 5.400 trabajadores víctimas de ese fenómeno, según aseguró la secretaría especial de Políticas de Promoción de la Igualdad Racial de Brasil, Matilde Ribeiro.

Eso demuestra, agregó la funcionaria, la elevada prioridad que el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva otorga a la erradicación de tales prácticas, que están legalmente prohibidas y que equivalen a formas contemporáneas de esclavitud. Los expertos de la ONU felicitaron la actitud de las autoridades brasileñas de reconocer la amplitud del problema del trabajo forzado en la nación sudamericana, que, según el comité, "también existe en otros países".

Por otro lado, Ribeiro reconoció asimismo "el racismo estructural que persiste en Brasil" y sostuvo que "las desigualdades sociales están profundamente ancladas", lo que provoca la exclusión de los negros e indígenas e el acceso a los bienes y servicios.

Según el informe presentado por Brasil al Comité contra la Discriminación Racial de la ONU, los negros son víctimas constantes de discriminación cuando quieren entrar a un banco, en los centros de trabajo, de diversión, así como en bares y restaurantes. A este respecto, la delegada brasileña destacó los "considerables progresos" logrados desde 1997 en favor de la igualdad racial, aunque dichos avances "estén aún lejos de ser suficientes".